Actualizado: viernes, 4 agosto 2017 14:30


RANGÚN, 4 Ago. (Reuters/EP) -

Al menos seis miembros de la minoría budista Mro fueron encontrados muertos el jueves con heridas de machete y bala en un bosque en el estado birmano de Rajine, según han informado fuentes regionales y gubernamentales, mientras los residentes apuntan que los autores podrían haber sido extremistas de la etnia rohingya, perseguida por el Ejército de Birmania.

Las fuerzas de seguridad han localizado los cuerpos de tres mujeres y tres hombres en la cordillera de Mayu, cerca de la ciudad de Maungdaw, en el estado de Rajine, según ha comunicado la oficina de la líder birmana Aung San Suu Kyi, que ha acusado a "extremistas" de haber perpetrado el ataque.

El grupo habría salido a atender sus granjas en las montañas y los residentes de la zona creen que podrían haber pasado por una zona de milicianos de la minoría musulmana rohingya, a quien el Gobierno acusa de organizar campos de entrenamiento en las montañas y de haber matado a otros miembros de la comunidad musulmana por presuntas colaboraciones con las fuerzas de seguridad.

Otras dos mujeres desaparecidas, de 21 y 34 años, podrían también haber muerto porque se han encontrado restos de sus ropas manchadas de sangre, según han indicado un agente del Gobierno y Aung Kyaw Min, miembro de la comunidad budista que vive en el pueblo de Kaigyi, el más cercano al suceso.

"Todos estamos sufriendo estas muertes", ha declarado el funcionario, que ha pedido no ser identificado por la prohibición a los miembros del Gobierno de tener contacto con la prensa. "Todos los habitantes de la localidad están muertos de pánico y nadie quiere vivir aquí, quieren marcharse a un lugar seguro organizado por el Gobierno", ha añadido.

Las fuerzas de seguridad lanzaron el jueves una "intensa operación de rastreo" para capturar a los autores del crimen, ha anunciado un militar en Rajine.

El noroeste del estado de Rajine, en el oeste de Birmania, es el hogar de 1,1 millones de rohingya, una etnia musulmana minoritaria en el país a la que el Gobierno considera inmigración ilegal y no reconoce la ciudadanía.

Las fuerzas de seguridad birmanas acusaron a la tribu de la muerte de nueve guardias fronterizos en octubre de 2016 y lanzaron una ofensiva contra sus miembros que ya ha provocado la huida de 75.000 personas a Bangladesh. Naciones Unidas ha abierto una investigación contra el Ejército, a quien ha acusado de violaciones en grupo, asesinatos, torturas y quema de viviendas, acciones que podrían ser juzgadas como crímenes contra la Humanidad.

El Gobierno ha negado la mayoría de las acusaciones y no ha permitido la entrada de una misión de investigación de Naciones Unidas, algo que, según las autoridades, aumentaría la tensión en la región.

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