SANTA CLARA/LA HABANA, 2 Dic. (Reuters/EP) -
La muerte de Fidel Castro ha contribuido a aumentar la brecha que existe entre los ancianos que atestiguaron los cambios propiciados por la revolución cubana y los jóvenes que temen quedarse rezagados en pleno siglo XXI.
Cuba entera destaca estos días los sonados logros de la revolución, como la universalización de la educación y la sanidad y la erradicación de la pobreza extrema que dominaba el campo cubano mientras las ciudades crecían con el dinero extranjero como combustible.
Julio López, de 77 años, recuerda perfectamente cómo era su vida antes de 1959. "Me uno a Fidel porque yo con 14 años andaba descalzo y semidesnudo. Éramos 12 hermanos y dormíamos en el suelo con una fogata para calentarnos, sin medicamentos, una pobreza extrema", cuenta.
López fue analfabeto hasta que el 'Ché' Guevara le enseñó a escribir. Pudo aprender el oficio de mecánico, progresar y viajar por todo el mundo para luchar con los aliados izquierdistas de Cuba en Angola y trabajar en Irán, Libia y Vietnam.
"Donde yo nací no había camino, ahora hay carretera, hospitales, médicos... Hay de todo eso", dice desde la ciudad de Santa Clara. "Después de que se terminó la guerra en Cuba no hay un niño que no tenga una escuela", afirma orgulloso.
Sin embargo, para las generaciones que nacieron ya bajo el régimen 'castrista', esto no son más que conquistas del pasado que necesitan con urgencia una actualización que permita a Cuba, al menos, ponerse a la altura de su entorno regional.
Es el caso de Iván García, un licenciado en Derecho que trabaja en La Habana reparando aparatos electrónicos. "Fidel era una figura respetada, una brújula política. Pero no puedes hacer el cambio si pones a la política antes de la economía (...) No queremos quedarnos como Corea del Norte", dice.
La apertura económica anunciada por el presidente cubano, Raúl Castro, en 2011 aún está en una fase embrionaria que, si bien ha dado una oportunidad histórica al sector privado, todavía no deja sentir sus efectos en los cubanos.
El diálogo iniciado en 2014 por entre el Gobierno cubano y la Casa Blanca resucitó las expectativas de cambio. Sin embargo, los resultados de este acercamiento bilateral permanecen aún en el plano político, apenas tangibles para la población.
Por ello, un gran número de jóvenes ha tomado la decisión de abandonar Cuba para buscar oportunidades en otros países, con Estados Unidos como principal destino debido a su ventajosa política migratoria para la comunidad cubana.
De acuerdo con el Pew Research Center, en los primeros diez meses de 2016, un total de 46.635 cubanos han llegado a Estados Unidos, casi el doble de la cifra de inmigrantes de la isla caribeña registrada en todo el año fiscal 2014.
"La juventud en Cuba está un poco convulsa", señala Luis García, un estudiante de medicina de 23 años de edad que planea emigrar a Alemania para ayudar a su familia. "Hay trabajo pero los salarios son muy bajos", explica.
Roberto, de 29 años, se queja de que, aunque puede acceder a Internet tiene que trasladarse a uno de los pocos puntos WiFi que hay en las ciudades. "Nos gustaría tener más libertades", afirma. "Los tiempos van cambiando y la forma de pensar va cambiando", señala.