MOSCÚ, 3 Mar. (Reuters/EP) -
Gulchejra Bobokulova, la niñera uzbeka acusada de decapitar a una niña de cuatro años y de exhibir su cabeza en la calle cerca de una estación del metro de Moscú, ha publicado un vídeo este jueves en el que explica que fue un acto de venganza por los musulmanes muertos durante la campaña aérea del Kremlin en Siria.
"Me he vengado de aquellos que han derramado sangre", explica Bobokulova. "Putin ha derramado sangre, ha planeado ataques con bombas. ¿Por qué asesinan a musulmanes? Ellos también quieren vivir", añade. En el vídeo también expresa su deseo de volver a Siria pero se lamenta de que no puede hacerlo porque no tiene suficiente dinero.
El vídeo ha circulado por varios blogs muy conocidos, aunque las cadenas de televisión han preferido no publicarlo. De momento se desconoce cuándo lo grabó, aunque aparecía con la misma ropa que tenía el miércoles en su comparecencia ante el tribunal.
En respuesta a esta publicación, el Kremlin ha señalado este jueves que se tiene que ver a la mujer como a alguien mentalmente enfermo.
"Quizás esté equivocado. No soy un experto ni un juez pero es obvio que estamos hablando de una mujer que tiene problemas mentales", ha explicado el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. "Es necesario tener en cuenta que es una mujer trastornada ante cualquier cosa que diga, ha añadido.
El 29 de febrero, la Policía arrestó a la mujer tras reducirla cuando paseaba exhibiendo la cabeza de la niña cerca de una estación del metro en Moscú mientras gritaba lemas islamistas. El miércoles, Bobokulova aseguró que Alá le "ordenó" llevar a cabo el crimen y reconoció su culpabilidad ante el tribunal que investiga lo sucedido.
Según investigadores, es muy probable que Bobokulova, a quien la prensa ha apodado "la niñera sangrienta", tenga problemas mentales, y de momento no hay sospechas de que haya cometido delitos relacionados con el terrorismo.
El 30 de septiembre, el Kremlin inició su campaña de ataques aéreos en Siria para apoyar al presidente, Bashar al Assad, una intervención que alteró el curso del conflicto.
El 31 de octubre, el grupo terrorista Estado Islámico derribó un avión ruso en el Sinaí y mató a los 224 pasajeros como venganza por la campaña rusa en Siria, según explicó el grupo.