BOMBAY (INDIA), 26 (Reuters/EP)
Las mujeres indias que viven en áreas rurales presentan un alto índice de desnutrición y otros problemas de salud, motivados por la costumbre de que ellas sean las últimas que comen en casa, anteponiendo su comida a los hombres en primer lugar y a los niños.
El estado de Rayastán, en el noroeste de India y conocido por la arquitectura de sus palacios, es uno de los más pobres del país y cuenta con centenarias tradiciones de patriarcado. Tiene algunas de las tasas más bajas de alfabetización femenina de la India y de las tasas más altas de matrimonio infantil.
La ley en India garantiza derechos de herencia iguales para las mujeres, pero en estados como Rayastán es común que la mujer renuncie a ellos por una tradición llamada Haq Tyag ('sacrificio de Derecho'). Tradiciones como esta, aparentemente inocuas, asientan y normalizan una inferioridad de derechos para las mujeres, tal y como ha explicado el profesor asociado del Instituto de Estudios del Desarrollo en Jaipur Varsha Joshi.
Las organizaciones Freedom from Hunger India Trust y la Fundación Grameen, trabajan desde 2015 en Rayastán para que esta diferencia sea menor entre las comunidades tribales pobres, donde la mujer además tiende a tener un escaso poder de decisión sobre asuntos cotidianos el hogar, el dinero o la propiedad.
Los responsables del proyecto han señalado que sus objetivos son mejorar la salud y la calidad de vida de las mujeres que sufren esta situación discriminatoria y hacer que los hombres tengan una conciencia más igualitaria de género.
"Cuando surge el tema de la salud de la mujer, todos saben que 'las mujeres son las últimas y las mujeres las menos'. Esto nunca se había abordado antes, pero decidimos abordarlo específicamente al involucrarnos con mujeres y hombres, mostrándoles lo que significa que las mujeres coman solas y que coman las porciones más pequeñas. Queríamos que vieran que comer juntos supone un beneficio para todos", ha dicho el director ejecutivo de Freedom From Hunger India Trust, Saraswathi Rao.
Un estudio reciente realizado a unas 400 familias de las 8.500 que han participado en el proyecto mostró mejores niveles de salud y nutrición entre las mujeres y los niños, ha remarcado Rao. Las mujeres que participaron en el proyecto, en el que las familias comían en igualdad de condiciones, también dijeron que tenían menos miedo de sus maridos y que estaban más involucradas en las decisiones domésticas, incluida la educación de los hijos, la atención médica y la propiedad, ha señalado Rao.
"Conseguir que las mujeres coman con sus maridos es un logro importante, hace mella en otras tradiciones que detienen a las mujeres. En cuanto a hablar de propiedades, incluso si no obtienen la parte de su propiedad de inmediato, al menos están teniendo conversaciones al respecto, y los hombres están viendo la injusticia de estas tradiciones", ha dicho Varsha Joshi.