La malnutrición es uno de los riesgos que UNICEF trata de atajar entre los desplazados por Boko Haram
MADRID, 20 Jun. (Por la doctora Gerida Birukila, especialista en comunicaciones para el desarrollo en UNICEF) -
Hace 10 horas que empezó el trabajo de parto de Halima. Sus contracciones son regulares y van en aumento. Sufre intensos dolores, pero no emite queja alguna; solamente su rostro muestra el grado de sufrimiento que experimenta.
Su marido murió a causa de un disparo cuando el grupo armado conocido como Boko Haram atacó su pueblo natal. Embarazada, Halima estuvo siete meses en cautiverio. Después de que las fuerzas armadas de Nigeria la rescataron, hace dos meses, encontró refugio en el campamento para desplazados de Dalori, junto con otras 15.000 personas desarraigadas por el conflicto en el noreste de Nigeria.
Un movilizador comunitario de UNICEF que visitaba las tiendas de campaña convenció a Halima de acudir a una consulta en la clínica, tras lo cual continuó asistiendo de forma periódica a controles prenatales. Tan pronto como comenzó el trabajo de parto, se dirigió a la clínica, donde una partera tradicional y una enfermera, Ruth, la atendieron sin demora.
Ahora, Ruth examina a Halima, que ya está lista. Después de unas cuantas contracciones más, da a luz a una preciosa niña de 3 kilogramos. La bebé llora un poco y empieza de inmediato a succionarse el pulgar derecho.
En la sala hay un ambiente de alegría y Halima sonríe. Luego de limpiar a la madre y a la bebé, empieza el amamantamiento. Ruth dijo posteriormente que había temido que este parto fuera de alto riesgo debido a la edad de Halima.
UNA OPORTUNIDAD DE SUPERVIVENCIA
A pesar de las difíciles condiciones de vida en los campamentos de desplazados, la bebé tiene una alta probabilidad de sobrevivir gracias a la atención que ha recibido, y dentro de poco tiempo empezará a beneficiarse del esquema de vacunación. Por su parte, Halima seguirá siendo atendida hasta su total recuperación. La hija de Halima es el bebé número 27 que nace en esta clínica del campamento de desplazados de Dalori.
El conflicto en el noreste de Nigeria ha obligado a más de 1,3 millones de personas a huir de sus hogares, y el número de desplazados ha aumentado casi en 300.000 desde el mes de febrero.
Muchas de las personas desplazadas de zonas que recientemente fueron liberadas luego de meses de control por parte de Boko Haram, presentan malnutrición, deshidratación y agotamiento, especialmente mujeres y niños. En menos de dos meses se han registrado 73 muertes, de las cuales el 33% corresponde a niños y niñas menores de 5 años.
En un esfuerzo por reducir la mortalidad infantil entre la población desplazada, UNICEF envió inmediatamente un equipo de profesionales de la salud para ampliar la prestación de los servicios sanitarios integrados que se prestan en el campamento por medio de la Agencia Estatal para la Atención Primaria de la Salud.
Con apoyo de UNICEF y el Gobierno del Japón, se establecieron tres clínicas en el campamento de Dalori, incluyendo la que ofreció atención a Halima y a su bebé. Los trabajadores sanitarios participaron en la adecuación y recibieron capacitación para proporcionar servicios las 24 horas del día. El equipo consta de tres parteras, tres médicos y 50 voluntarios que actúan como movilizadores comunitarios.
LA BEBÉ "FÁTIMA" ENCARA EL FUTURO
"No sé qué habría ocurrido si no me hubieran rescatado y traído a este campamento", dice Halima. La bebé, arropada con una tela blanca, y a quien su madre ha dado provisionalmente el nombre de Fátima, dentro de siete días recibirá su nombre oficial, de acuerdo con las tradiciones locales.
Foto: UNICEF/Rich
Recuperándose del parto, Halima observa a los profesionales sanitarios que la rodean. Aunque sus hijos nunca han ido a la escuela, piensa en las oportunidades que su hija recién nacida tendría en el futuro si recibe educación. "Quiero esto para ella".
"Desde que llegué a este campamento, me di cuenta de que todas las personas que me ayudaban habían tenido acceso a la educación occidental. Permitiré que mi hija vaya a la escuela", agrega, con una mirada que denota determinación.
Foto: UNICEF/Rich
Halima trabajará duro y su hija tendrá acceso a la enseñanza. Mientras tanto, su hijo mayor estudia en la escuela que funciona en el campamento con apoyo de UNICEF.