Nada y Siham, el miedo y la incertidumbre ante el final de Idomeni

Desalojo de Idomeni
AMIR KARIMI/MSF
     
Actualizado: jueves, 26 mayo 2016 18:36

MADRID, 26 May. (Por Médicos Sin Fronteras) -

   Nada tiene 28 años y viene de Deir Ezzor, en Siria. Vivió durante meses en el campo de Idomeni, un asentamiento informal que desde el pasado 24 de mayo está siendo desmantelado. Nada se fue con el primer grupo de personas que abandonó Idomeni en dirección a Nueva Kavala, un campo gestionado por el Gobierno y por las autoridades griegas.

   Su testimonio fue recogido por los equipos de Médicos Sin Fronteras que brindan atención psicológica a los refugiados y cedidos a Europa Press para su difusión. Nada recibió dicha atención tras haber andado durante más de una hora para conseguir comida y leche para sus hijos.

   El pasado martes, se presentaron en Idomeni  muchos agentes de policía. Llevaban ropas extrañas, venían de todas partes y nos decían que teníamos que salir del campo. Teníamos miedo de que utilizaran gases lacrimógenos. Tengo siete hijos, y estaba muy preocupada por lo que les pudiera pasar.

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   Todo el mundo estaba asustado. Los policías iban armados, y todas las familias temían por sus hijos. Los que tenían dinero ya han cruzado la frontera ilegalmente, pero los que no teníamos aún albergábamos la esperanza de que la frontera se volviera a abrir. O de que mejoraran nuestras condiciones de vida cuando nos trasladaran a otro lugar.

   Pero nuestra situación en el nuevo campamento es terrible. Estamos cansados de tener que vivir en estas condiciones. No hay nada bueno aquí. La comida es mala. Los baños no están limpios. Idomeni era mejor. Vinimos a Europa porque se supone que esta es una sociedad civilizada, pero ¿dónde está la civilización? ¿Es así como se trata a las personas en una sociedad civilizada? Vinimos en busca de asilo, huyendo de la guerra. Y tenemos derecho a solicitar ese asilo.

   Mis hijos están mal. No puedo ni bañarlos. El punto de distribución de agua está muy lejos de nuestra tienda. Y el agua sale siempre demasiado caliente. Estoy preocupada por la falta de higiene en el nuevo campamento, y me preocupa que podamos coger la sarna aquí. Mis hijos tienen miedo.

AMIR KARIMI/MSF

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   Quisiera morir y terminar de una vez con todo esto. En Siria corríamos peligro --cuando de repente Nada se echa a llorar, le ofrecemos dejar la entrevista, pero ella insiste en que quiere continuar y compartir su testimonio--: nos trataron mal en Siria, nos trataron mal en Turquía, y nos tratan mal en Europa.

   ¿Por qué? ¿No somos seres humanos también? ¿Acaso no soy yo un ser humano? ¿no tengo derecho a vivir como ellos (los europeos)? Es mejor estar muerta. Nos dieron tantas falsas esperanzas... Nos dijeron tantas veces que la frontera se abriría... Ahora nos dicen que un comité vendrá y nos trasladará a diferentes países, pero ya no me creo nada. Todo son mentiras. Nos sentimos humillados, y el dinero no nos sobra precisamente. Antes de salir de Idomeni nos entregaron unos papeles que decían 'Usted es apátrida'. ¡¿Somos apátridas?!"

LA HISTORIA DE SIHAM

   Siham tiene 30 años y es de Alepo, Siria. El miércoles 25 de mayo por la mañana, antes de que finalizara el desalojo del campo, aún seguía en Idomeni. Contactamos con ella para ver cómo se encontraba y nos contó lo siguiente:

   "La Policía llegó ayer por la mañana, temprano, y se llevó a gran cantidad de gente. Ahora quedan ya muy pocas personas en el campo. Mis hijos tienen miedo y no sé qué hacer. La gente que ya está en los nuevos campos oficiales nos cuenta que no les gusta estar allí. No sé si debemos ir hacia allí o si es mejor tratar de cruzar la frontera ilegalmente, pero mi marido, que está en Países Bajos, no quiere que nos arriesguemos a ponernos en manos de los traficantes.

   Hay muy poca comida disponible aquí. Muchos están preocupados: saben que si no van a los nuevos campos oficiales y se quedan en Idomeni no van a recibir alimentación. Ninguno de los que estamos en la zona del campo donde me quedé yo ha sido evacuado aún, y todavía no nos han dicho cuando nos moverán.

AMIR KARIMI/MSF

   Ayer me enteré por otras personas que están en Idomeni que primero se están llevando a la gente que estaba más cerca de las vías del tren. Y esta mañana las autoridades han pasado por aquí y les dijeron a algunas personas que viven cerca de nosotros que también iban a trasladarlos.

   Me siento muy confundida. En este campo teníamos esperanzas. Esperábamos que abrieran la frontera en algún momento, pero las cosas cambiaron a partir del martes pasado. Ayer por la noche mis hijos estaban llorando de hambre. Hay muy poca comida disponible, y estoy sola aquí con los tres. Nos separamos de su padre y de otro hijo, de nueve años de edad, hace ya siete meses. Los dos están ahora en Países Bajos.

   Habíamos encontrado cierta estabilidad aquí, pero ahora no sé cuál será nuestro destino. Es muy frustrante. Quiero saber lo que va a ser de nosotros. Esto no es normal, vivimos en una situación muy tensa.

AMIR KARIMI/MSF

   No sabemos dónde nos van a llevar. Nos dicen que lo sabremos cuando nos bajemos del autobús y nos instalen en el nuevo campamento. Hacía ya tiempo que venían diciendo que en algún momento nos trasladarían, pero no que sería por la fuerza. Estoy cansada de estar aquí y estoy cansada de vivir con miedo.

   Mi marido dice que el hijo que está con él en Países Bajos está mal, que me echa mucho de menos. Solo quiero que toda mi familia esté reunida de nuevo. Por favor, ayudadnos de alguna manera".

   Hoy Idomeni ya está completamente vacío y Siham, como la mayoría de los casi 10.000 habitantes que todavía vivían en el campo, optó por la única opción que le quedaba: subirse a uno de esos autobuses fletados por las autoridades griegas a la espera de encontrar la manera de reunirse algún día con el resto de su familia en Países Bajos.