MADRID, 12 Jul. (EUROPA PRESS) -
El secretario general del partido-milicia chií libanés Hezbolá, Hasán Nasralá, ha destacado este martes la "magnífica" victoria de las tropas iraquíes frente a Estado Islámico en la localidad de Mosul, abogando por continuar con la lucha contra el grupo yihadista en el país.
"En Irak, Siria y Líbano, los pueblos de la región y los países que temían a Estado Islámico están ante una oportunidad histórica. No se debe dar a Estado Islámico la oportunidad de levantarse de nuevo o de recibir apoyo de nadie", ha dicho.
Así, ha pedido "a los hermanos iraquíes, los gobiernos y las partes que no paren tras la victoria de Mosul" y que "continúen con la purificación del resto de la tierra sagrada de Irak", según ha recogido el portal libanés de noticias Naharnet.
"Esta violenta presencia terrorista debe ser erradicada", ha dicho, subrayando que "algunas fuerzas regionales e internacionales conspiraron para fundar, apoyar y facilitar el control de Estado Islámico sobre zonas de Siria e Irak".
"Esa era la situación regional, pero los iraquíes crearon su futuro con sus propias manos, sin esperar a la Liga Árabe, los reyes y presidentes árabes, la Organización para la Cooperación Islámica o la comunidad internacional. Contaron con su voluntad y con Dios", ha manifestado.
El primer ministro de Irak, Haider al Abadi, oficializó lunes la derrota de los yihadistas en la ciudad con un discurso "desde el corazón de la liberada Mosul" en el que anunció "el fracaso del estado de terror" en que se ha visto sumida la zona desde hace más de tres años.
"Desde aquí, desde el corazón de la liberada Mosul, con los sacrificios de iraquíes de todas las provincias, anunciamos la esperada victoria a todo Irak, a todos los iraquíes", proclamó Al Abadi, que ya el domingo había visitado las zonas este y oeste de la ciudad.
Rodeado de comandantes tanto de su Gobierno como de las fuerzas kurdas, el primer ministro ha descrito el final de la ofensiva lanzada en octubre de 2016 como una "victoria iraquí", si bien quiso agradecer la ayuda de países aliados como Estados Unidos. Irak, añadió el dirigente, "está más unido que nunca".
El domingo las tropas iraquíes lograron alcanzar la rivera occidental del río Tigris e impidieron así cualquier posibilidad de huida a los milicianos del grupo yihadista que aún permanecen atrincherados en el casco histórico de la ciudad.
Estado Islámico controlaba Mosul desde verano de 2014 y la había convertido en su principal bastión en Irak. Las fuerzas de seguridad lanzaron una ofensiva en octubre para intentar recuperar la ciudad, y en enero tomaron la zona oriental de la localidad.
Al Abadi ordenó el 19 de febrero el reinicio de la ofensiva contra los yihadistas en el oeste de la ciudad, llegando a cercar en las últimas semanas a Estado Islámico en la Ciudad Vieja.
El grupo yihadista dinamitó finalmente la histórica mezquita de Al Nuri, desde la que su líder, Abú Bakr al Baghdadi, declaró el 'califato' y trasladó a Tel Afar su centro de mando, en medio de los rumores sobre la muerte del propio Al Baghdadi.
LA SITUACIÓN EN ARSAL
Por otra parte, Nasralá ha destacado que Líbano "tiene un problema real" en los alrededores de la localidad de Arsal, situada cerca de la frontera de Siria y en la que operan miembros de Estado Islámico y el Frente Fatá al Sham --antiguo Frente al Nusra--.
"Algunos terroristas suicidas vienen de allí, y las bombas y amenazas siguen presentes allí. Este asunto necesita una solución", ha indicado, expresando su apoyo al Gobierno en su lucha contra el terrorismo.
En este sentido, ha asegurado que "el Ejército y los combatientes de la resistencia --en referencia a Hezbolá-- han reducido los riesgos sin eliminarlos totalmente".
El líder de Hezbolá ha hecho una aparente referencia a la muerte bajo custodia de cuatro detenidos por el Ejército la semana pasada, afirmando que "pueden ocurrir errores, pero no deben ser aprovechados para apuñalar por la espalda a los que protegen a la población".
El Ejército irrumpió a finales de junio en dos campamentos de refugiados ubicados en los alrededores de Arsal, una operación en la que cinco terroristas se inmolaron, hiriendo a siete militares.
Las incursiones del Ejército en los campamentos de refugiados forman parte del barrido de seguridad de las fuerzas de seguridad en zonas cercanas a enclaves yihadistas de la vecina Siria.
El lunes, el presidente de Líbano, Michel Aoun, recalcó que trabajará para controlar lo que ha descrito como "caos sirio" en el país, días después de advertir de que los campamentos de refugiados sirios podrían convertirse en escondites para terroristas.
Miembros del grupo yihadista Estado Islámico y del Frente Fatá al Sham se encuentran desplegados en la montañosa frontera entre Líbano y Siria y han utilizado el terreno para lanzar ataques contra las fuerzas de seguridad libanesas.
Los rebeldes sirios han intentado utilizar Arsal como base y en 2014 el Frente al Nusra y el Estado Islámico la invadieron en poco tiempo, capturando a decenas de soldados y policías libaneses. Posteriormente decapitaron y fusilaron a varios de ellos, antes de liberar al resto en diciembre de 2015.
El Ejército de Líbano y Hezbolá --aliado del Gobierno sirio-- han llevado a cabo numerosas operaciones contra los yihadistas para intentar evitar su infiltración y que perpetren atentados en el país.