La agencia de la ONU advierte de la presión que suponen los desplazados para las comunidades de acogida y sus escasos recursos
MADRID, 5 Mar. (EUROPA PRESS) -
La propagación de la violencia del grupo terrorista Boko Haram más allá de las fronteras de Nigeria a otros países de la cuenca del Lago Chad, incluido el país del mismo nombre, ha servido para llamar la atención sobre el mismo, pero las necesidades van mucho más allá de las personas desplazadas por la insurgencia.
"Las emergencias van más allá de la zona del lago", ha advertido la jefa de emergencia del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) en Chad, Lilian Kastner, en una entrevista concedida a Europa Press. Por su ubicación en el Sahel, Chad es un país en el que la inseguridad y la desnutrición están presentes de forma continuada.
Para 2017, la ONU estima que hay 4,7 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria y 4,3 millones en situación de inseguridad alimentaria e incapaces de cubrir sus necesides alimenticias, lo que representa un tercio de sus algo más de 13 millones de habitantes.
Según datos de la ONU, el país tiene una de las tasas de mortalidad materna e infantil más altas del mundo, con 860 muertes por cada 100.000 nacimientos. Además, hay 1,9 millones de personas con problemas para acceder a atención médica y el acceso a agua potable está por debajo del 70 por ciento.
En materia de salud la situación ha mejorado en los últimos años, según Kastner, ya que "hace 20 años solo el 11 por ciento de los niños tenían todas las vacunas y ahora es un 25 por ciento". "Pero no deja de ser solo una cuarta parte y hay un 20 por ciento que no tiene ninguna vacuna", ha subrayado.
Chad se sitúa en el puesto 185 de 188 en el Índice de Desarrollo Humano y de acuerdo con el Índice de Gestión de Riesgos INFORM, el país está en un nivel de 7,76 sobre 10 en cuanto a riesgo de crisis humanitaria y desastre, frente al nivel 6 de 2016.
TREMEAU/UNICEF
DESNUTRICIÓN
UNICEF prevé que hasta 200.000 niños menores de 5 años sufran desnutrición en su forma más severa este año, según Kastner. "Hay que entender que la desnutrición no solo viene por la falta de alimento sino que hay toda una serie de factores que llevan a ella y muchos de los cuales son fáciles de prevenir con un paquete de intervenciones adecuado y que en el caso de Chad no se financia", ha subrayado la responsable de UNICEF.
Así, ha explicado que si los niños no viven en un entorno higiénico, en el que sus madres no saben que es necesario lavarse las manos antes de comer, en el que no hay agua potable, "esto genera rápidamente muchas diarreas y en el caso de un niño pequeño rápidamente terminan en desnutrición e incluso en muerte".
Sin embargo, un niño con diarrea puede ser tratado con rehidratación oral, pero "el desconocimiento y la falta de medios" hacen que esto no siempre ocurra, ha lamentado Kastner, subrayando que a esto se suma el que en muchos casos los niños no están vacunados por lo que si contraen algunas enfermedades, como el sarampión, pueden terminar muriendo ya que la desnutrición les ha dejado muy debilitados.
Estas muertes "podrían evitarse con un buen paquete de intervenciones preventivas, pero en el caso de Chad resulta más fácil movilizar fondos para tratar médicamente la desnutrición para evitar que el niño muera, que lograr financiación para prevenir que un niño caiga en ese estado", ha lamentado.
TREMEAU/UNICEF
PRESIÓN DE LOS DESPLAZADOS
Por otra parte, la responsable de UNICEF ha puesto el acento en la presión que desplazados y refugiados suponen para las comunidades locales que les acogen. En la zona del lago hay unos 130.000 desplazados, entre población local, chadianos retornados desde Nigeria y unos 9.000 refugiados nigerianos.
Todas estas personas viven en "una situación muy difícil" tanto por la inseguridad y por la presencia de las fuerzas de seguridad, que han declarado algunas zonas militares --incluido el lago--, como por el cierre de la frontera y el hecho de que ya no se pueda pescar en el lago, una de las fuentes de recursos para los habitantes de la zona.
Los desplazados "han perdido todo lo que tenían para sobrevivir y están buscando ayuda humanitaria", ha explicado Kastner, incidiendo en que la situación es igualmente difícil "para quienes no se han movido de sus casas".
Antes, "se ganaban la vida de una manera fácil y decente con comercio, ganadería, agricultura y pesca pero ahora no es posible o es extremadamente difícil, así que toda la población está en situación de vulnerabilidad", ha destacado.
TREMEAU/UNICEF
PUEBLOS QUE HAN MULTIPLICADO POR 100 SU TAMAÑO
La presión que ejerce la llegada de desplazados sobre las comunidades locales y sus ya exigüos recursos es enorme. Aunque las cifras no parezcan equiparables con las de Nigeria, donde hay millones de desplazados, la responsable de UNICEF ha destacado que "en Chad hay pueblos que han recibido a 2.000 o 4.000 familias y que antes eran tres casas con un pozo".
Ahora, ese pozo "alimenta a 4.000 hogares, por lo que el nivel de presión sobre lo que existía antes, que ya era insuficiente, es astronómico". Algunas ciudades, como Baga Sola --escenario de un atentado en el que murieron en octubre de 2015 más de 40 personas--, "han duplicado su tamaño, pero en el caso de algunos pueblos se ha multiplicado por 100 o 200 el tamaño original". Esto plantea un problema de acceso a agua potable y a terrenos de cultivo.
Este fenómeno también se repite en el sur del país, a donde han llegado más de 70.000 refugiados de República Centroafricana (RCA), ya que se produjo una "explosión de población" con la llegada de los refugiados y "no hay tierra para todos y los centros de salud que apenas tenían personal y medicamentos ni siquiera cubren las necesidades para la población local".
Así pues, ha resaltado Kastner, "llegamos a una situación en la que la vulnerabilidad de un desplazado y el que no lo está es la misma". Sin embargo, muchos de los donantes, incluida la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comsión Europea (ECHO), se centran en financiar "las intervenciones de emergencia y no quieren ver la parte de desarrollo".
Sin embargo, "es un problema de desarrollo el que no haya un punto de agua o haya falta de personal médico". "Se trata de problemas propios de un país pobre, no de una crisis humanitaria", ha sostenido, subrayando que en el caso de Chad "se han infraestimado las necesidades y hace falta una visión global".
EDUCACIÓN
No obstante, Kastner ha reconocido que la atención mayor que genera el conflicto ocasionado por Boko Haram también ha tenido consecuencias positivas. Según ha explicado, en la zona del lago, cuando UNICEF comenzó su intervención "el 90 por ciento de los niños no iban a la escuela".
En el conjunto de Chad, ha precisado, "la mitad de los niños no van a la escuela, y la mayoría de los que lo hacen es en medios urbanos, mientras que la mitad de los que comienzan sus estudios no los terminan".
Afortunadamente, el acceso a la educación ha aumentado un 6 por ciento en la zona del lago, pero "el que solo sean un 16 por ciento los niños que van a la escuela sigue siendo escandalosamente insuficiente", más teniendo en cuenta lo que han visto y vivido estos niños.
En este sentido, ha expresado su preocupación por que la falta de fondos pueda impedir que haya una continuidad en el próximo curso acadámico. "Hemos puesto la primera piedra" y dar a estos niños una educación es "crear su futuro", pero esto es algo que "no se hace con proyectos de emergencia que duran solo unos meses, sino que requiere inversión a medio y largo plazo".
"En Chad todavía hay oportunidad de evitar una crisis de larga duración pero es necesario invertir ahora en servicios y que esta gente pueda volver a casa con garantías", ha remachado Kastner, insistiendo en que los chadianos "además de financiación de emergencia necesitan fondos para el desarrollo".