El neozelandés David Shearer, recomendado para dirigir la misión de la ONU en Sudán del Sur

'Cascos azules' de la UNMISS
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Actualizado: jueves, 8 diciembre 2016 6:07

MADRID 8 Dic. (EUROPA PRESS) -

El ex secretario general del Partido Laborista de Nueva Zelanda y actual portavoz de Exteriores, Consumo y Energía de la formación, David Shearer, tiene previsto dimitir de su escaño en el Parlamento para asumir la dirección de la Misión de Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS).

Su partido ha confirmado que el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, ha presentado una recomendación ante el Consejo de Seguridad para que la organización designe a Shearer como jefe de la UNMISS, según ha informado el diario neozelandés 'Stuff.

Su nombramiento podría aprobarse esta semana, después del cual los 15 miembros del Consejo de Seguridad tendrán dos días para presentar sus objeciones.

Shearer ya fue coordinador de asuntos humanitarios de Naciones Unidas en África y los Balcanes y responsable de Save The Children en Ruanda, Somalia, Irak y Sri Lanka. En 2003, asumió la dirección de la oficina humanitaria de la ONU en Jerusalén, y también pasó por Líbano e Irak.

La ONU describe su papel, que hasta ahora había asumido la danesa Ellen Margrethe Loj --quien el pasado mes de octubre anunció su salida de la UNMISS tras dos años en el cargo--, como una de las misiones de mantenimiento de paz con más desafíos.

La propia Loj ha subrayado la importancia de aferrarse a "cada pequeño signo de esperanza" mientras Sudán del Sur continúa sufriendo una situación de inseguridad y violencia.

Por su parte, el secretario general del Partido Laborista neozelandés, Andrew Little, se ha mostrado "muy emocionado" por la previsible designación de Shearer al cargo de la misión. "La UNMISS es la tercera mayor misión de la ONU, con 17.000 efectivos militares y cerca de 2.000 personas entre su personal civil", ha explicado Little.

"Se encarga de construir la paz y la estabilidad en el país más joven del mundo", ha continuado. "De confirmarse, David (Shearer) será el único neozelandés al cargo de una misión de mantenimiento de paz de la ONU. Es una oportunidad muy emocionante para que pueda marcar la diferencia y ayudar a llevar la paz a un país con nueve millones de personas afectadas por la guerra civil", ha añadido.

Por esta razón, Little se ha mostrado comprensivo ante la decisión de Shearer de abandonar el Parlamento para aceptar el cargo. "Lo comprendemos totalmente. Sólo una vez en la vida se tiene la oportunidad de acceder a un cargo de relevancia en la ONU que depende directamente de la Secretaría General", ha concluido.

CONFLICTO EN EL PAÍS

La violencia ha ido en aumento en el que es el país más joven de África desde julio de 2016, cuando se retomaron los combates entre las fuerzas leales al presidente, Salva Kiir, y los combatientes leales al exvicepresidente y ahora su rival, Riek Machar.

Machar huyó de Sudán del Sur y se trasladó a Sudán --y después a Sudáfrica--, desde donde emplazó a sus fuerzas a reorganizarse para mantener una "resistencia armada" frente al Gobierno de Kiir.

La rivalidad entre Kiir, de etnia dinka, y Machar, que es nuer, se tradujo en un primer conflicto en diciembre de 2013, cuando el presidente del país decidió cesar a Machar como su número dos.

El conflicto entre los dos bandos terminó con un acuerdo de paz firmado en agosto de 2015 y que implicaba el regreso de Machar a para que volviera a ser nombrado vicepresidente del país, nombramiento que llegó en abril de 2016.

Sin embargo, las continuas violaciones del pacto y los graves combates de julio llevaron al cese de Machar, que fue relevado en el cargo por el general Taban Deng Gai.

La persistente crisis política y social en el país ha llegado a un punto que la propia ONU considera que podría entrar en una fase de "limpieza étnica", crisis que ha generado un contexto de inseguridad en el que las violaciones en grupo han llegado a considerarse "normales".

La responsable de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU para el país africano, Yasmin Sooka, ha llegado a equiparar la situación de Sudán del Sur con la vivida en Ruanda a mediados de la década de los noventa y ha instado a la comunidad internacional a adoptar medidas para evitarlo, especialmente de cara a la temporada seca.