Desplazados en Nigeria
SAM OLUKOYA/DPA
Actualizado: miércoles, 19 abril 2017 18:07


ABUYA, 19 Abr. (Reuters/EP) -

El presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, ha ordenado este miércoles poner en marcha una investigación por corrupción contra el director de la agencia de Inteligencia nigeriana, al que acusan de utilizar fondos destinados a lidiar con la grave crisis humanitaria que sufre la población en el noreste del país.

El director general de la Agencia de Inteligencia Nacional también ha sido suspendido de su cargo por el presidente, después de que las autoridades descubriesen un botín de más de 40 millones de euros en un apartamento de lujo en Lagos.

La Oficina de la Presidencia ha comunicado que el dinero encontrado en la residencia en Lagos pertenece a la Agencia de Inteligencia Nacional, equivalente a la CIA de Estados Unidos. La investigación tiene como objetivo determinar, de acuerdo con las autoridades, si se ha producido o no "una violación de la ley o de algún tipo de procedimiento de seguridad al obtener la custodia de esos fondos y utilizarlos".

La Comisión de Delitos Económicos y Financieros (EFCC, por sus siglas en inglés) anunció la semana pasada que había descubierto más de 43 millones de dólares, 27.000 libras y 23 millones de nairas en metálico en el mismo complejo de apartamentos identificado por el Gobierno de Nigeria.

Por otro lado, Buhari también ha suspendido a David Babachir Lawal, secretario del Gobierno, y ha ordenado otra investigación sobre una serie de contratos públicos adjudicados a través de la Iniciativa Presidencial para la Región Noreste (PINE, por sus siglas en inglés).

La PINE fue creada para coordinar la respuesta del Gobierno nigeriano a la crisis humanitaria que se está desarrollando en el noreste del país, donde más de 4,7 millones de personas, en su mayoría desplazados internos a causa de la violencia de Boko Haram, se encuentran al borde de la hambruna.

La corrupción y la mala gestión del Gobierno de Nigeria amenazan con intensificar la situación. Los analistas llevaban años advirtiendo a las autoridades nigerianas sobre la amenaza humanitaria que supondría la insurgencia de Boko Haram a no ser que hubiera una intervención.

En la actualidad, más de 20.000 personas han muerto y alrededor de dos millones de nigerianos han tenido que huir a causa de la violencia. En un primer momento el Gobierno tardó en actuar y la crisis ha alcanzado niveles dramáticos.

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