MADRID, 11 Oct. (Por Amelia Cruz, niña embajadora de Plan International España) -
Mi nombre es Amelia Susana Cruz y tengo 15 años. Soy la mayor de siete hermanos y vivo en la comunidad Los Izotes, en Jalapa, Guatemala. Esta semana he tenido la oportunidad de hablar en el Congreso de los Diputados como embajadora de Plan International España en un acto en conmemoración del Día Internacional de la Niña.
Escribo en nombre de mis compañeras Elma y Sohila, también embajadoras de Plan International y de todas las niñas del mundo que no pueden alzar la voz para defender sus derechos.
Somos sujetos de derechos, somos el presente y queremos tener un futuro mejor, que se nos permita ir a la escuela, que las leyes nos amparen, que nuestra voz sea escuchada por los gobernantes de nuestros países y, sobre todo, que se nos permita ser niñas.
En la comunidad donde vivo son frecuentes los casos de niñas que sufren violaciones de sus derechos. Muchas veces, además, no conocen que los tienen. Yo he tenido la suerte de que mi padre me ha apoyado en mi educación.
Un día vi un anuncio en la calle sobre la escuela de liderazgo de Plan International y mi padre me animó a acudir. Recibí formación en derechos sexuales y reproductivos, identidad, autoestima, protección frente a la violencia, igualdad de género...
Y es gracias a esta educación que hoy tengo la oportunidad de hablar como portavoz de la campaña Por Ser Niña y hacer valer los derechos de millones de niñas como Elma, Sohaila y yo.
Elma, que es miembro del Comité Infantil y Juvenil de Bangladesh, me ha contado lo importante que es el registro de nacimientos para acabar con el matrimonio infantil forzado, el tráfico de niños y niñas y el trabajo infantil en su país.
Sohaila también nos ha hablado de cómo muchas niñas, como su mejor amiga, todavía sufren mutilación genital femenina y los problemas físicos y psicológicos de esta práctica.
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NUESTROS SUEÑOS NO TIENEN LÍMITE
Nosotras tuvimos la suerte de que nuestros padres, madres, profesores... nos impulsaron a desarrollar nuestro potencial y hoy nuestros sueños no tienen límite. Queremos ser profesoras, científicas, políticas.
Pero para ello, antes, necesitamos que quienes toman las decisiones que afectan a nuestras vidas nos tengan en cuenta y nos permitan participar en ellas.
Durante siglos los derechos de las niñas y mujeres han sido negados y queremos haceros saber que estamos preparadas para luchar por ellos. Las niñas tenemos derecho a ser valoradas, a recibir una educación, a tener voz y voto, y a ocupar el lugar que merecemos en la sociedad.