El auge de las ciudades y el silencio cómplice de las autoridades imposibilitan la protección de cientos de miles de pequeños
MADRID, 8 May. (EDIZIONES) -
El Gobierno indio publicó en 2011 un estremecedor informe en el que reconoció que solo el año anterior, 5.484 niños fueron violados y 1.408 asesinados en todo el país. Las cifras de la Oficina Nacional de Registros Criminales (NCRB, por sus siglas en inglés) conmocionaron a todos los sectores de la población menos a los responsables de ONG, que denunciaron que las autoridades se habían quedado cortas con esa estimación. Muy cortas. "En ese informe no están recogidos ni un 10 por ciento de los casos de violación, sodomización o asesinato de niños callejeros", declaró en su momento el director de la ONG i-India, Prabhakar Goswami.
Goswami indicó que la enorme discrepancia de estimaciones tiene lugar porque el Gobierno solo se molestó en contar los casos precedidos de una denuncia previa (lo que llaman First Information Report o FIR). De hecho, ni siquiera las cifras que barajan ONG tan prestigiosas como Save the Children se acercan incluso a las consideraciones de los expertos locales. De acuerdo con la organización internacional de protección infantil, el número de niños abandonados en las calles de Nueva Delhi ronda los 50.000. El director de la ONG local Chetna, Sanjay Gupta, sitúa la cifra directamente por encima del medio millón. A nivel nacional, el número podría ser de entre 10 y 40 millones.
Existen múltiples motivos, explica Shobhan Saxena para 'The Times of India', que explican semejante abismo. Primero, que el Gobierno se niega a hacer un censo exhaustivo de niños. "Si supiéramos realmente cuántos son", indica Gupta, "sería mucho más fácil protegerles". Segundo, que la Policía contempla a los niños como criminales. "Para ellos los niños no existen. Cuando ven a un niño obligado a trabajar no hacen nada", denuncia el cooperante Ramesh Kumar. En India, el término "niño de la calle" no fue acuñado hasta 1993.
Y en este contexto, los jóvenes de explosivos núcleos urbanos como Bombay están ahora más amenazados que nunca, aseguran diversas organizaciones, por las mafias de tráfico de personas y violadores. Particularmente las niñas. La ONG Pratham no cuenta con cifras totales, pero una encuesta publicada esta semana indica un extraordinario aumento de niñas de entre 6 y 14 años que han pasado a engrosar las filas de los pequeños desamparados de la urbe india. En 2013 el porcentaje aproximado de chicas en la calle era del 30 por ciento. Ahora es prácticamente el cincuenta.
"Hemos encontrado prácticamente el mismo número de chicos y chicas. Nos ha sorprendido bastante. Ahora estamos más preocupados que nunca sobre la vulnerabilidad a la que están expuestas porque se enfrentan a abusos, tráfico sexual y matrimonios forzados", explica la directora del Consejo Pratham para Niños Vulnerables, Farida Lambay a la Fundación Thomson Reuters.
UN EPICENTRO URBANO DE POBREZA
India se está convirtiendo en un centro mundial de degradación infantil. Particularmente Bombay, cuya explosión económica ha atraído a decenas de miles de personas, desde nacionales procedentes de la periferia hasta inmigrantes procedentes de Nepal o de Bangladesh. La región del sur de Asia es ahora la segunda en la lista de tráfico de personas por detrás del Lejano Oriente, y la actual sequía que atraviesa India, la peor en décadas, no está haciendo sino alimentar la llegada de personas a núcleos urbanos.
Menos de un 20 por ciento de los "niños de la calle" está identificado -- ni siquiera con un certificado de nacimiento -- por lo que el resto pasa completamente desapercibido para las iniciativas sociales del Gobierno indio. La mitad son iletrados, siete de cada diez viven en la calle a pesar de que tienen familiares en las ciudades, y uno de cada dos dice haber sido objeto de algún tipo de violencia (verbal, física o sexual) a manos de un agente de Policía, de acuerdo con Save the Children.
La Policía india indica que el número de niños callejeros ha descendido a lo largo de los últimos años. "Pero lo cierto es que sigue siendo un problema, según el comisario adjunto de Policía de Bombay, Radjoot Rupwate, "en especial con los niños que piden por la calle o están trabajando".
Sin embargo, tanto ONG como Policía parecen indefensos ante la crisis de la urbanización. "A mí me parece que es la culpa de todo. Primero por la tensión, la culpa y la angustia que generan las desigualdades que de ella derivan entre las familias", según Prasann Thate, de Save the Children, para el portal Catch News. "A ello hay que añadir el sempiterno problema de la casta", añadió en relación a la férrea diferenciación social que reina en el país y que acaba convenciendo a las clases más bajas de que nunca podrán progresar en la vida.
De hecho, el Gobierno indio ha reconocido la necesidad imperiosa de mejorar el país a nivel urbano y sociológico. "Es la hora de convertir nuestras ciudades en un entorno favorable para los niños. Una ciudad que se considere inteligente debe pensar en su población infantil y aplicar los planes necesarios a ese efecto" declaró el ministro de Desarrollo Urbano, Venkaiah Naidu.
El problema es que los niños más difíciles de localizar son precisamente los absorbidos por las necesidades de la urbe. Save the Children es capaz de estimar cuántos niños pueden dedicarse al robo callejero (un 20 por ciento), a la venta en las aceras (un 15 por ciento) o a la mendicidad (un 15 por ciento) pero encuentra casi imposible calcular cuántos trabajan en zonas industriales del país -- o "pozos del infierno", como las describe la organización -- dado que son cárceles a todos los efectos de las que les resulta imposible salir.
Y aunque no son pocos quienes desean regresar a su hogar hay "una especie de extraño atractivo en las calles de Delhi", intenta explicar el consejero delegado de Save the Children en India, Thomas Chandy, "en comparación a la pobreza, el hambre o cualquier terrible factor que les empujó a llegar a la ciudad en un primer momento".