700 niños de África y Oriente Próximo aguardan en Italia tras sobrevivir a una odisea de violencia
MADRID, 7 Mar. (EDIZIONES) -
Unos 700 menores no acompañados procedentes de África y Oriente próximo se encuentran en centros de acogida de Sicilia tras sobrevivir a una tragedia por mar y tierra: son los niños de Lampedusa, llegados a Italia después de quedar a merced de esclavistas, traficantes sexuales y contrabandistas, y de jugarse la vida en viajes en patera de altísimo riesgo que se han cobrado la vida de cientos de inmigrantes.
"El viaje de estos niños muchas veces implica cruzar desiertos y zonas de guerra antes de la travesía en mar hasta Europa. Durante el viaje se enfrentan a deshidratación y desnutrición, secuestros, detenciones y extorsiones, torturas, esclavitud, trata o abuso sexual, todo sin sus familias", resalta Ana Sastre, directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de Save the Children.
Algunos niños han sido explotados y abusados por traficantes y otros cuentan que han sido esposados y han sufrido palizas en celdas de detención en Libia hasta que sus familias han podido enviar dinero para que pudieran hacer el viaje a Italia.
Los barcos ilegales en los que viajan están sobresaturados, a punto de hundirse y se rompen frecuentemente en medio del mar. Un niño de 16 años contó al personal de Save the Children que vio cómo tiraban al mar a gente que iba en el barco porque estaban débiles o enfermos.
La mayoría de los niños no acompañados que han llegado a Italia en barco este año, a través de Libia, son de Eritrea y Somalia, mientras que otros son de África Subsahariana y el oeste de África, incluyendo Gambia, Mali, Costa de Marfil, Senegal, Nigeria y Guinea. La mayoría d los niños que llegan acompañados por sus padres son sirios.
A pesar de los esfuerzos de la guarda costera italiana, entre el 13 y el 17 de febrero más de 300 inmigrantes murieron en el mar, también varios niños. Según testimonios de los supervivientes, otros 50 inmigrantes murieron en el mar el 4 de marzo. 10 cuerpos se han trasladado ya a Sicilia.
FATIMA, SOMALIA, VEINTE AÑOS, CUATRO HIJOS
"Un grupo de hombres armados nos encontró en el desierto del Sáhara y nos metió en una especie de cárcel de Libia. Allí tuve a mi hija Alma. Dí a luz en un lugar que usan los traficantes, donde eres un rehén, donde no les importa si estás enfermo: o pagas, o te quedas.
Tres meses después un hombre pagó al grupo para garantizar la liberación de Alma y Fatima. El hombre resultó ser un traficante que exigió trabajo a Fátima a cambio de un "billete" a la costa de Lampedusa. El precio: 1.800 dólares.
"Solo quiero que mis otros tres hijos consigan llegar a Italia. Quiero que Alma sea una doctora. No había médicos a mi alrededor cuando ella nació", ha declarado a Save the Children.
YUSUF, GAZA, 17 AÑOS
"En Gaza vives a golpe de bala. No puedes andar ni 200 metros sin temor a que una bomba estalle. Quería encontrar una vida propia, así que decidí viajar a Europa con un amigo", explica Yusuf.
"Nos secuestraron. Nos metieron en una celda y enviaron un vídeo a mi familia en el que me torturaban. Pedían 1.000 dólares por mi liberación y mi familia terminó pagando. Durante mi estancia nos metieron a mí y a mi amigo en sacos, atados de pies y manos. Vi cómo a alguien le arrancaban las uñas de las manos", añadió.
El viaje fue el peor momento de todos. "Viajamos en un barco con 250 personas a bordo. En silencio. Si hablábamos, decían los traficantes, nos tiraban por la borda. Fueron 13 horas de viaje hasta Italia y el barco se averió dos veces", recuerda.
En un momento dado, el capitán del barco consideró que la situación se había vuelto insostenible y decidió pedir ayuda a las autoridades italianas.
"Fue la única vez que recuerdo alegría a bordo. Hasta los niños estaban contentos de ser rescatados", indicó. Sin embargo, tan pronto aparecieron los barcos de rescate "los traficantes abrieron fuego", porque "querían conservar el barco para reanudar sus negocios".
FEBEN Y LEM LEM, ERITREA, HERMANAS, 16 Y 18 AÑOS
"Nos vendieron a un grupo de libios por 1.700 dólares cada una. Mi hermano tuvo que pagar por nuestras vidas, sin contar los otros 1.800 euros de viaje", explican.
"El viaje es lo peor. 340 personas y una avería a las tres horas de viaje. Aparecieron unos tunecinos y nos remolcaron durante 24 horas hasta que finalmente apareció la Marina italiana", añaden.
"Es como esperar para morir. Los hombres en la bodega, las mujeres en cubierta. Rezando y confesándose. Es todo lo que puedes hacer", han indicado.
HAYAT, 18 MESES
El 26 de agosto de 2014, la Marina italiana apareció en el puerto de Augusta tras responder a una llamada de un pesquero naufragado. El barco, en realidad, pertenecía a unos traficantes y a bordo viajaban cientos de inmigrantes. Los militares les descubrieron en alta mar, intentando agarrarse a algo. Ese día murieron más de un centenar de personas.
Hayat, de 18 meses, llegó a Sicilia en los brazos de un hombre llamado Hamiad, un doctor exiliado desde Siria que mantuvo a flote a la pequeña solo con la fuerza de sus brazos. Los servicios de rescate consiguieron llegar a ellos antes de quedarse exhaustos.
La madre, el padre y el hermano de Hayat fallecieron en ese naufragio y Hayat quedó sin nombre, hasta que se lo proporcionó el doctor: "Vida", en árabe.