MADRID, 26 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Consejo Nacional-Fuerzas para la Defensa de la Democracia de Burundi (CNDD-FDD), el partido que lidera el Gobierno del país africano, ha elegido este domingo al general Evariste Ndayishimiye como su candidato para las elecciones presidenciales de mayo y posible sucesor del mandatario Pierre Nkurunziza, que abandona el cargo entre acusaciones y sospechas de comisión de abusos graves contra los Derechos Humanos.
Ndayishimiye ha sido elegido durante el congreso del partido celebrado en Gitega, la nueva capital administrativa del país, en presencia del actual presidente, según ha confirmado el partido en su cuenta de Twitter, en lo que se trata de la primera vez en 15 años que el partido presenta un candidato diferente a Nkurunziza, quien ha gobernado la nación del este de África con puño de hierro desde 2005.
Ndayishimiye, de 52 años, actualmente ocupa el cargo de secretario general de la CNDD-FDD tras ostentar otras responsabilidades como ministro del Interior y de Seguridad, así como jefe del Ejército.
Su nombre ganó fuerza en los últimos meses junto al del presidente de la Asamblea Nacional, Pascal Nyabenda, pero finalmente se ha impuestpo su reputación como hombre clave en el sistema político el país, y uno de los máximos responsables de la firma del acuerdo de alto el fuego en 2003 que puso fin a la guerra civil en Burundi -- y que dejó al menos 300.000 muertos entre 1996 y 2003.
"La designación de este candidato es el comienzo de una nueva página en la historia de Burundi", ha declarado Nkurunziza quien, de manera sorprendente, anunció en junio de 2018 que no se presentaría a revalidar su mandato a pesar de su victoria, solo dos semanas antes, en un plebisito que teóricamente le permitiría seguir en el poder hasta 2034.
Se retire o no del debate político, el presidente Nkurunziza disfrutará de una vida de lujo y confort cuando abandone el cargo: recibirá una vivienda de "muy alto nivel" en la localidad de su elección y un salario vitalicio junto a una asignación adicional estimada en casi 500.000 euros.
Nkurunziza dejará tras de sí un país fracturado en medio de un "clima de terror", según denunció Naciones Unidas a finales del año pasado. La rama juvenil del partido gubernamental, conocida como Imbonerakure, los servicios de Inteligencia, la Policía y las autoridades locales han sido señalados como artífices de una represión arrastrada de la crisis de 2015, cuando miles de personas salieron a las calles para protestar contra la decisión de Nkurunziza de presentarse a un nuevo mandato.
A los Imbonerakure, los investigadores de la ONU le atribuyen asesinatos, desapariciones, detenciones arbitrarias, torturas y violaciones de opositores políticos --o de personas percibidas como tal--, "en un clima de total impunidad, sin un mínimo atisbo de rendición de cuentas".
El Gobierno de Burundi se ha negado a cooperar con los trabajos de la Comisión, que ha entrevistado a más de 1.200 víctimas, testigos y supuestos responsables de violaciones de Derechos Humanos a lo largo de los tres años que han durado sus pesquisas