Asegura que lo que le empuja a seguir es la "fortaleza" de las mujeres que trata y su recuperación: "Ellas son el futuro de este país"
YAUNDÉ, 19 Oct. (Thomson Reuters Foundation/EP) -
Denis Mukwege, el médico congoleño ganador este año del Nobel de la Paz, ha hecho un llamamiento a poner fin a la violación como arma de guerra, denunciando que todavía prevalece un "sistema de impunidad" en muchos de los países más afectados por esta lacra.
Mukwege, ganador junto con la yazidí Nadia Murad del prestigioso galardón, ha instado al mundo a "trazar una clara línea roja" sobre la violencia sexual en los conflictos. "Hoy en día podemos ver que existe un sistema de impunidad que reina de forma suprema en muchas zonas de conflicto respecto a muchos de los que cometen delitos de violencia sexual", ha señalado a Thomson Reuters Foundation.
"Creo que el mundo tiene el poder de trazar esta línea, de garantizar que el uso de la violación como arma de guerra es prohibido por completo", ha sostenido en una entrevista desde Bukavu, en el este de República Democrática del Congo (RDC), donde tiene su hospital.
Mukwege, de 63 años, fundó el hospital Panzi en 1999 para ayudar a las mujeres y las niñas que habían sido violadas durante el conflicto en el este del país. Ha realizado intervenciones a miles de mujeres después de que fueran violadas por hombres armados y ha hecho campaña para poner de manifiesto su sufrimiento. También ofrece tratamiento contra el VIH/Sida así como atención maternal gratuita.
La violación es considerada crimen de guerra desde 1919 pero no fue perseguida hasta 1997 cuando el alcalde ruandés Jean-Paul Akayesu fue juzgado por el Tribunal Penal Internacional para Ruanda por su papel en el genocidio de 1994.
El Tribunal Penal Internacional (TPI) emitió su primera condena por violación en 2016, cuando el exvicepresidente congoleño Jean-Pierre Bemba fue declarado culpable de una campaña de violación y asesinatos en República Centroafricana (RCA). Sin embargo, el pasado mes de junio, el TPI revocó esta condena en apelación.
Mukwege ha reconocido que el sistema de justicia militar congoleño ha mejorado, pero el Gobierno todavía no está ayudando a las víctimas de la violencia sexual y protegiendo a la población en general. "Vivimos en una zona que está en un estado de conflicto permanente", ha afirmado en referencia al este del país, donde operan más de 100 grupos armados.
PIDE AL GOBIERNO QUE PROTEJA A SUS CIUDADANOS
"Estos grupos usan el arma de la violación, la destrucción, el abuso de menores, de niñas pequeñas. Nosotros, como ciudadanos reclamamos que el Gobierno asuma su responsabilidad de proteger a sus ciudadanos en estas zonas controladas por grupos armados", ha añadido.
Aunque la Segunda Guerra del Congo, en la que murieron más de 5 millones de personas, terminó formalmente en 2003, la violencia sigue siendo rampante, con ataques frecuentes de las milicias contra los civiles. Más de 400.000 mujeres son violadas en RDC cada año y buena parte de la violencia sexual es considerada resultado de años de enfrentamientos.
Los expertos señalan que RDC ha hecho algunos progresos en la lucha contra la violencia sexual. Varios milicianos de alto nivel y comandantes de Ejército han sido procesados en los últimos años, pero el problema sigue estando muy presente.
El hospital Panzi ha sido objeto de amenazas y en 2012 la vivienda de Mukwege fue invadida por hombres armados que retuvieron a sus hijas a punta de pistola, le dispararon y mataron a su guardaespaldas. Mukwege asegura que sigue recibiendo amenazas de muerte, a veces varias a la semana.
"Lo que realmente nos da esperanza es por encima de todo la capacidad de las mujeres que tratamos de recuperarse", subraya. "Sin la fuerza de estas mujeres sería prácticamente imposible continuar, porque veo su fuerza, ellas me animan", añade. "Todo esto me da esperanza porque uno siente que el futuro de este país pertenece a estas mujeres", remacha.