Migrantes en el centro de detención de Manus
REUTERS / HANDOUT .
Actualizado: lunes, 20 noviembre 2017 17:14


WELLINGTON (NUEVA ZELANDA), 20 (Reuters)

Los Gobiernos de Nueva Zelanda y Australia han iniciado este lunes conversaciones para llevar a cabo una investigación acerca de la situación que viven los solicitantes de asilo que se encuentran detenidos en un centro de inmigrantes en la isla de Manus, situada en el norte de Papúa Nueva Guinea, después de que la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, haya denunciado las malas condiciones de salud que están pasando estas personas.

Hasta el momento el Ejecutivo australiano ha rechazado las ofertas del Gobierno de Nueva Zelanda de acoger a 150 de las personas que se encuentran en el campo de detención de Manus. Sin embargo, Arden ha informado de que el primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, está listo para aceptar la oferta.

Este centro cerró formalmente hace unas tres semanas cuando el Tribunal Supremo del Papúa Nueva Guinea dictaminó que se trataba de un centro ilegal. Sin embargo, más de 400 hombres se negaron a abandonar las instalaciones al asegurar que temen por su seguridad si son trasladados a centros provisionales.

El centro de recursos para las personas solicitantes de asilo (ASRC) ha asegurado que el estado de salud de 150 de los detenidos es delicado debido a que no cuentan con agua potable ni comida y tampoco con acceso a asistencia sanitaria, al tiempo que ha solicitado que las autoridades proporcionen un lugar de acogida a estas personas.

Un equipo de trabajo del ASRC, cuya sede se encuentra en Australia, visitó el centro el día 15 de noviembre. La directora de campañas de la organización, Jana Favero, ha advertido de que la salud de estas personas se ha deteriorado, al tiempo que ha denunciado que se trata de "una emergencia médica" que está incrementando el riesgo de convertirse en una "crisis humanitaria".

El ASRC ha advertido de que las necesidades médicas requeridas son urgentes. Estos hombres sufren desmayos, dolores de pecho, infecciones o diarrea crónica, entre otras dolencias.

Turnbull ha señalado que ha rechazado las ofertas del Gobierno neozelandés porque teme que los solicitantes de asilo lo entiendan como una manera de entrar en territorio australiano por "la puerta de atrás" ya que las políticas de inmigración australianas prohíben la entrada de personas que lleguen en embarcaciones informales.

Por su parte, Ardern ha explicado que las conversaciones que se están produciendo con Turnbull se centran en iniciar una investigación.

"Para ser claros, aún no hemos iniciado el proceso (de investigación)", ha afirmado Ardern en declaraciones a la radio nacional de Nueva Zelanda. La primera ministra ha destacado que se están produciendo avances y que los dos gobiernos se encuentran "menos lejos" de encontrar una solución.

"De hecho, antes ni siquiera habíamos tenido conversaciones oficiales", ha subrayado Ardern. Naciones Unidas, que ha denunciado que se trata de una "crisis humanitaria inminente" e instó hace una semana al Ejecutivo de Australia a aceptar la propuesta del Gobierno neozelandés de acoger a estas personas.

Turnbull ha insistido en que su prioridad es el acuerdo de intercambio de refugiados que firmó con el expresidente de Estados Unidos Barack Obama hace un año.

Las personas que se encuentran en el centro de detención dependen de las escasas donaciones de comida que reciben a escondidas, aunque carecen de agua potable y electricidad.

Las "fronteras soberanas" de Australia definidas por las políticas de inmigración del país han sido duramente criticadas por Naciones Unidas y varios grupos defensores de Derechos Humanos, aunque en Australia cuentan con el apoyo de las principales formaciones políticas.

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