WELLINGTON/SYDNEY, 17 Nov. (Reuters/EP) -
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha anunciado este viernes que su Gobierno no acogerá a los 421 refugiados que se encuentran en un centro de detención de inmigrantes en la isla de Manus sin la autorización previa del Ejecutivo de Australia y se ha negado a negociar directamente con las autoridades de Papúa Nueva Guinea.
Durante los últimos 17 días más de 400 solicitantes de asilo han estado hacinados en un campo de detención en la isla de Manus, custodiados por las autoridades australianas. De esta manera, los detenidos han desafiado los intentos de las autoridades de Australia y de Papúa Nueva Guinea de cerrar estos centros. Naciones Unidas ha definido esta situación como una "crisis humanitaria inminente".
El Gobierno de Australia ha rechazado la oferta del Ejecutivo neozelandés de acoger a algunos de esos hombres, aunque el jueves el ministro de Inmigración de Nueva Zelanda, Peter Dutton, propuso dialogar directamente con las autoridades de Papúa Nueva Guinea para llegar a un acuerdo. Ardern ha descartado esta opción al asegurar que aceptar esa oferta le corresponde al Gobierno australiano.
"Australia cuenta con toda la información crítica acerca de los refugiados que se encuentran en la isla de Manus así que cualquier traslado de los refugiados debe ser organizado con asistencia de Australia", ha afirmado Ardern.
La agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha instado esta semana al Ejecutivo australiano a aceptar la ofertas de acogida de refugiados que le ha propuesto el Gobierno de Nueva Zelanda.
Sin embargo, el primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, ha señalado este viernes que la prioridad en estos momentos se centra en un acuerdo de intercambio de refugiados que había negociado con el expresidente de Estados Unidos Barack Obama hace un año, al tiempo que ha remarcado que un acuerdo con el Gobierno neozelandés "no es una posibilidad a corto plazo".
Las políticas de inmigración de las "fronteras soberanas" de Australia, que impiden la entrada en territorio australiano de los solicitantes de asilo que lleguen en embarcaciones informales, han sido duramente criticadas por Naciones Unidas y por diversos grupos defensores de Derechos Humanos, aunque en Australia cuentan con el apoyo político de las principales formaciones.
Los solicitantes de asilo que se encuentran en la isla de Manus han estado dentro del centro de detención sin agua potable ni electricidad desde el día 31 de octubre y han asegurado que temen sufrir represalias por parte del resto de la comunidad si son trasladados a centros temporales. Estas personas están pendientes de un posible traslado a Estados Unidos.
Los suministros de comida y medicinas para estas personas han llegado con mucha lentitud, mientras ellos han permanecido en tres patio dependientes entre sí y han utilizado el agua de la lluvia para su consumo diario, según han contado personas que han salido del centro.
El periodista kurdo procedente de Irán, Behrouz Boochani, que ha estado detenido en Manus durante más de cuatro años ha afirmado en declaraciones a Reuters que "los refugiados observan las nubes para recoger algo de agua de la lluvia".
El Gobierno de Papúa Nueva Guinea ha amenazado con desplazar forzosamente a estas personas hasta en tres ocasiones, ninguna de ellas ha llegado a materializarse aún.