WASHINGTON 13 Jun. (Reuters/EP) -
El Gobierno estadounidense no prevé utilizar una orden ejecutiva para lograr el cierre del centro de detención de la Base Naval de Guantánamo (Cuba) por considerar que no sería una estrategia viable, según han informado fuentes conocedoras de las deliberaciones.
La conclusión, a la que han llegado varios altos cargos del Gobierno, estrecha el margen de acción del presidente estadounidense, Barack Obama, para poder cumplir su promesa de cerrar el centro de detención antes de que termine su mandato.
La Casa Blanca ha asegurado en varias ocasiones que Obama no ha descartado ninguna opción sobre Guantánamo, donde han estado detenidos sospechosos de terrorismo desde que fue creado el penal tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Obama ha mostrado su voluntad de cumplir la promesa de cerrar Guantánamo que hizo en la campaña de 2008 y todavía podría utilizar sus competencias como jefe supremo de las Fuerzas Armadas aunque esa opción no se está discutiendo, según las fuentes consultadas.
Sin una orden ejecutiva, las posibilidades de cerrar la prisión pasarían por convencer a un Congreso con mayoría republicana para revocar una prohibición que impide llevar a cárceles de máxima seguridad en territorio estadounidense a los presos de Guantánamo.
Abogados de la Casa Blanca y otros altos cargos han estado estudiando la opción de sortear la prohibición pero no han logrado fijar una posición con suficiente fuerza legal o un discurso político efectivo en un año en el que se elige al próximo presidente norteamericano.
"Simplemente parece demasiado difícil superar todos los obstáculos que necesitarían superar y el nivel de apoyo que se conseguirá es demasiado bajo para una polémica así, particularmente en una época sensible por el periodo electoral", ha señalado una de las fuentes consultadas.
Los republicanos, que controlan el Congreso, se oponen a llevar a prisiones de Estados Unidos a los reos de Guantánamo y han rechazado trasladarlos a otros países por el temor a que se reincorporen a la actividad terrorista, por lo que han prometido que actuarán en los tribunales si Obama aprueba una orden ejecutiva.
En su momento más álgido, el centro de detención de Guantánamo llegó a tener unos 800 presos, convirtiéndose en uno de los excesos en el marco de la denominada "guerra contra el terrorismo" impulsada por el presidente George W. Bush.
El número de detenidos en Guantánamo se ha reducido a solo 80 en la actualidad, la menor cifra desde que abrió el penal. La Administración se centra en rebajar hasta 20 los reclusos para poder argumentar ante el Congreso que no es sostenible mantenerlo abierto.
La prisión de Guantánamo y las comisiones militares que procesan a los detenidos allí costaron 445 millones de dólares (unos 395 millones de euros) en el ejercicio fiscal de 2015, lo que supone más de 5,5 millones de dólares al año por cada uno de los 80 reclusos.