WASHINGTON 28 Nov. (Reuters/EP) -
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha telefoneado este miércoles al rey Abdalá de Arabia Saudí para hablar sobre el acuerdo alcanzado durante el fin de semana entre el Grupo 5+1 e Irán sobre el programa nuclear de Teherán.
La Casa Blanca ha indicado que ambos han acordado hablar de manera regular sobre el asunto, en el marco de la continuación de las negociaciones de cara a un acuerdo definitivo "que resuelva las preocupaciones de la comunidad internacional sobre el programa nuclear iraní".
El lunes, el Gobierno saudí acogió favorablemente el acuerdo preliminar sobre el programa y consideró que puede ser un paso para una solución más amplia, siempre y cuando haya "buena voluntad" por parte de la República Islámica.
"El Gobierno del Reino (de Arabia Saudí) (...) considera que si hay buena voluntad este acuerdo podría representar un paso preliminar hacia una solución integral al programa nuclear iraní si finalmente concluye con la eliminación de las armas de destrucción masiva, especialmente las armas nucleares, de Oriente Próximo y la región del golfo", indicó.
Arabia Saudí, principal potencia regional rival de Irán y aliado de Estados Unidos, había expresado hasta ahora su temor a que Irán consiga fabricar armas nucleares pese al compromiso de Irán de que su programa nuclear tiene fines exclusivamente pacíficos.
La inmensa mayoría de los países de la región han aplaudido el acuerdo, que únicamente ha contado con el rechazo de Israel, cuyo primer ministro, Benjamin Netanyahu, describió el pacto como "un error histórico".
En virtud del mismo, Irán se ha comprometido entre otros a detener el enriquecimiento de uranio por encima del 5 por ciento y a desmantelar las conexiones técnicas necesarias para enriquecer uranio por encima de este porcentaje, así como a neutralizar su almacén de uranio enriquecido cerca del 20 por ciento, diluirlo hasta por debajo del 5 por ciento o convertirlo a una forma no apta para el mayor enriquecimiento.
Asimismo, Teherán se ha comprometido a detener el avance de su capacidad de enriquecimiento de uranio, comprometiéndose a no instalar nuevas centrifugadoras de ningún tipo, a dejar inoperativa la mitad de las centrifugadoras en la central nuclear de Natanz y tres cuartas partes de las instaladas en Fordow y a detener cualquier tipo de actividad en el reactor de agua pesada en Arak. Teherán también se compromete a dar acceso a los inspectores de la AIEA.
Irán ha obtenido por su parte el reconocimiento a su derecho a enriquecer uranio para fines pacíficos, la suspensión de "ciertas sanciones" referentes al oro y a los metales preciosos, al sector automovilístico y a las exportaciones petroquímicas y se permitirá la adquisición de petróleo iraní aunque todavía de forma limitada, entre otros. Tampoco se impondrán nuevas sanciones contra Irán por su programa nuclear en los próximos seis meses si Teherán cumple con sus compromisos.