MADRID, 16 Mar. (EDIZIONES) -
Munir, afgano de 16 años, sufrió un bombardeo que le dejó semiparalizado el lado izquierdo del cuerpo. Decidió abandonar solo su país de origen pese a su discapacidad. Es la realidad de los 85.482 menores que llegaron sin adultos a Europa en 2015, según Europol, una cifra mayor a los 26.000 del año anterior pero, ¿qué ocurre una vez que han llegado a Europa?
"Me siento en casa y hay mucha gente que me ayuda", asegura Munir, ya alcanzada la meta de llegar a Suecia y tras haber atravesado Irán, Turquía, Bulgaria y Serbia. Los hermanos Ahmad Abdul-Halim, de 15 años, y Ali Abdul-Halim, de 17, partieron desde la libanesa Balabak y ahora están en un centro de cuidado infantil en Braunschweig, Alemania, a la espera de la reunificación familiar. "Cada estado miembro tiene su legislación: no hay una respuesta conjunta", indica a eruopapress.es Michela Ranieri, experta en Relaciones Internacionales de 'Save The Children'.
El derecho de reunificación familiar está regulado en Europa por la Directiva 2003/86/EC, que remite al artículo 8 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales y a la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Ranieri señala que la reagrupación familiar sólo se aplica a cónyuges o hijos menores de edad pero no a los mayores de 18 años y desde Save The Children piden *flexibilizar los requisitos*.
Munir (17), Ahmad Abdul-Halim (15) y Ali Abdul-Halim (17) y Allahyar (13) de izda. a dcha.
En España, la Ley Orgánica 4/2000 regula la reagrupación familiar. El menor puede solicitarlo y la administración cuenta con 45 días para gestionar la tramitación y desde que la documentación ingresa en el órgano correspondiente. Si el proceso continúa, el familiar reagrupado tiene dos meses desde la notificación para recoger el documento e ingresar en territorio español con el visado vigente. Una vez en el país, se debe tramitar la Tarjeta de Identidad de Extranjero en el plazo de un mes. "El problema es que los procesos son muy lentos", denuncia Ranieri.
"Desde 2009, no se ha desarrollado un reglamento para un tratamiento diferenciado a los menores refugiados", explica Paloma Favieres, coordinadora del Servicio Jurídico de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). "Los menores son ingresados junto a otros que no tienen su contexto", detalla.
El artículo 10 de la Convención sobre los Derechos del Niño establece que "toda solicitud a efectos de la reunión de la familia será atendida por los Estados de manera positiva, humanitaria y expeditiva".
PRIMAR LA SEGURIDAD DE LOS HIJOS
"Los niños llegan solos huyendo de la guerra y persecución, como el resto de familias y adultos", cuenta Sara Collantes, especialista en Políticas de Infancia y Migraciones de UNICEF a europapress.es. Conflictos como el de Siria, que ha cumplido esta semana cinco años, se han cobrado más de 370.000 vidas. "A veces las familias no tienen recursos económicos para viajar todos y apuestan por poner a salvo a sus hijos", asegura Collantes y corrobora Ranieri.
El 29% de los solicitantes de asilo de 2015 fueron menores de 18 años, según los últimos datos de Eurostat a 2 de marzo de 2016. La mayoría de los menores no acompañados son varones de entre 14 y 17 años y proceden de Siria, Afganistán y Eritrea, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Allahyar incumple la media con sólo 13 años. Grabó su huida del distrito de Jagori, en Afganistán, en el que los talibán ejecutaban a la población. Pudo hacerlo porque su familia pagó 3.500 dólares. "El viaje fue muy duro. Había 60 personas en un bote de seis o nueve metros cuadrados", cuenta el menor. "De camino a Irán, estaba llorando. Estaba preocupado por ser deportado. De verdad echaba de menos a mi familia", rememora.
Algunos viajan con grupos de personas de su país o con quienes conocen en el camino por sentirse más arropados. Otros recorren kilómetros completamente solos. Así lo explica Ranieri, que indica además que muchos no reconocen ser menores porque interrumpe su viaje al ser llevados a instalaciones especiales que no pueden abandonar. "Dicen que van con tíos o hermanos mayores", detalla la experta.
RETENCIÓN Y DEVOLUCIÓN, EL ÚLTIMO RESORTE
En Europa, antes de decidir la devolución del menor, se facilita una asistencia apropiada más allá de la de las autoridades y se asegura la vuelta con la familia o tutor legal. Para ello, se analiza cuidadosamente la relación entre menor y adulto dada la especial vulnerabilidad de éstos y el riesgo de tráfico de humanos. También se comprueba que tenga un alojamiento en condiciones aceptables en su país de origen si se decide devolverlo a éste.
En el caso de Munir, una vez en Suecia y pedida la solicitud de asilo entra en acción la legislación europea, que obliga a poner en contacto lo antes posible a éste con su familia. En caso de que no tenga, garantiza una familia de acogida. Prima el interés y protección del menor antes que su condición de inmigrante, indica la Comisión Europea.
Si es necesario, se amplía el tiempo de partida. En todo momento, los países miembro deben asegurar la unidad familiar y en esa espera se encuentran Ahmad y Ali, los dos hermanos, y Munir, siempre con servicios sanitarios de emergencia y un acceso básico educativo. El último recurso es retenerlos el menor tiempo posible en instituciones que puedan responder a las necesidades según su edad -la cual se calcula por entrevistas, documentación, consulta médica o estudio dental, entre otros-.
Mientras, Allahyar, que ha llegado junto a otros menores a Serbia, continúa su viaje en busca de seguridad rumbo a Alemania, Austria o Suecia y una vez allí contactará con su madre.
COMBATIR EL TRÁFICO DE HUMANOS
Los niños -junto a los pobres, minorías y mujeres- son los más vulnerables frente a las redes criminales. Por eso, se fija proceder a una investigación especial y a asistencia legal gratuita por posibles casos de tráfico de humanos, con especial cuidado en las entrevistas a los menores dada su edad.
Desde Europol, cifran en hasta 6.000 millones de euros el negocio del tráfico de humanos -actividad ilegal que facilita la entrada de migrantes sin papeles cobrando cifras desorbitadas que los atan con deudas a la organización criminal- a raíz de la crisis de refugiados. De seguir el ritmo de llegadas a Europa, la cifra se triplicará este año.
Para combatir al tráfico de humanos, ACNUR y UNICEF han creado centros de apoyos especiales, los llamados 'Puntos Azules', a lo largo de las rutas más frecuentadas por refugiados e inmigrantes. Y es que en 2015, llegaron más de un millón de personas a Europa por mar, según ACNUR. La Policía europea denuncia además la desaparición de al menos 10.000 niños refugiados.
No es el caso de Munir, ni el de Ali y su hermano pero otros como Allyhar continúan su viaje sin adultos. Iniciativas como el Centro de Contrabando Migratorio Europeo (EMSC, en sus siglas en inglés) buscan evitar que las redes criminales se aprovechen de estos menores que viajan solos en trayectos de hasta más de 4.500 kilómetros, con la meta de sentirse seguros y poder reunirse con sus familias.