MADRID, 8 Nov. (EUROPA PRESS) -
Más de 34.000 personas se han visto desplazadas por la ofensiva militar lanzada el pasado 17 de octubre para recuperar la ciudad iraquí de Mosul, en manos del grupo terrorista Estado Islámico desde junio de 2014, según los últimos datos publicados por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Según ha explicado la agencia de la ONU, entre el viernes y el lunes más de 6.300 personas llegaron al campo Hasansham, al este de Mosul, incluidas unas 460 familias --unas 2.100 personas-- que llegaron el domingo y otras 400 el lunes.
Ante el aumento de las llegadas, con unas 2.000 al día desde que se abrió este campamento para desplazados el 5 de noviembre, ACNUR espera que éste alcance su capacidad máxima de albergar a 1.950 familias en los próximos días.
Una vez alcance su capacidad máxima, las nuevas llegadas serán alojadas en el campo adyacente de Jazer, gestionado por el Gobierno iraquí, donde se han instalado ya 2.500 tiendas de campaña adicionales en previsión.
Según ACNUR, para algunas familias el viaje a Hasansham ha sido su segundo desplazamiento, ya que proceden de otros lugares con Tal Afar, Siryar y otras zonas del distrito de Mosul.
De acuerdo con la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), más de 11.000 personas han huido hacia el este desde Mosul y la localidad de Bashiqa --que tomaron este lunes las fuerzas peshmerga kurdas-- desde que comenzaron los combates en la ciudad el 4 de noviembre.
Entre quienes han llegado a Hasansham está Abdelwahed Mahmoud, quien hace tres semanas se enteró de la ofensiva por las octavillas lanzadas por aviones desde el aire. "Cuando lo leí temí por la seguridad de mis hijos, pero también sentí esperanza", ha contado este antiguo camionero a ACNUR.
Según ha explicado, los milicianos les dijeron que se retiraran "hacia Mosul, pero yo sabía que querían usarnos como escudos humanos así que les ignoramos". Cuando empezaron los combates hace una semana, él y su familia se quedaron escondidos en casa pero finalmente durante una pausa él, junto a su mujer y sus cuatro hijos se subieron a su coche y se unieron a un convoy de diez vehículos hacia las líneas de las fuerzas iraquíes.
"Mientras conducíamos nos disparaban morteros desde atrás. Un gran camión en la parte final del convoy resultó alcanzado, pero afortunadamente no hubo muertos", ha precisado. Finalmente llegaron a las posiciones del Ejército iraquí y tras mostrar una bandera blanca improvisada fueron instalados provisionalmente en una escuela durante dos noches antes de ser trasladados al campo de Jazer.