La OMS no detectó el brote de fiebre amarilla en Angola por cartillas falsificadas

Mosquito aedes hembra, dengue
NIAID
Actualizado: viernes, 10 junio 2016 19:47

LUANDA 10 Jun. (Reuters/EP) -

La Organización Mundial de la Salud (OMS) no pudo detectar antes el brote de fiebre amarilla que está sufriendo Angola, el más grave registrado en todo el mundo en las últimas décadas y que se ha cobrado 325 víctimas mortales en este país, porque los primeros afectados tenían cartillas de vacunación falsificadas.

El representante de la OMS en Luanda, Hernando Agudelo, ha declarado que tanto él como los expertos del Gobierno angoleño con los que trabajaba pensaban que estaban lidiando con una enfermedad misteriosa cuando se produjeron las primeras muertes en el barrio de Viana, a las afueras de la capital de Angola.

Al principio pensaron que esas primeras víctimas de la fiebre habían muerto a causa de alguna dolencia extraña sin identificar, ya que tenían cartillas que señalaban que habían sido previamente vacunadas contra la fiebre amarilla, una enfermedad bastante común en el continente africano. "En la primera reunión con el ministro, estábamos pensando: ¿Qué demonios es esto?", ha indicado.

La fiebre amarilla es transmitida por el mismo tipo de mosquitos que contagian los virus del zika y el dengue. Sin embargo, la tasa de mortalidad en el caso de la fiebre amarilla es mucho más alta, con un 75 por ciento de muertes entre todos los casos graves que reciben tratamiento hospitalario. El nombre de la enfermedad hace referencia al color de la piel que adquieren muchos pacientes afectados por el virus.

Los investigadores de la OMS no tardaron en rastrear el origen del brote y lograron identificarlo como un restaurante de Viana, un distrito que acoge el mayor mercado informal en una ciudad con más de siete millones de personas.

"Comenzamos a analizar que tenían en común todos ellos y resultó que eran todos de Eritrea. Además, todos habían pasado por aquel restaurante", ha declarado Agudelo. La mayor parte de las personas que deciden dejar Eritrea emigran a Europa, pero una pequeña parte acude a Angola, donde no se permite la entrada de ningún individuo que no tenga cartilla de vacunación.

Cuando el dueño del restaurante también falleció, se mandaron inmediatamente varias muestras al Instituto Nacional de Enfermedades Contagiosas de Sudáfrica, donde los técnicos decidieron hacer un test de la fiebre amarilla a los individuos que tenían cartillas de vacunación "por pura casualidad", según ha dicho Agudelo.

Fueron estas pruebas, que dieron positivo en enero de este año, las que permitieron identificar el brote. Sin embargo, cuando se confirmó que se trataba de fiebre amarilla, el virus ya había salido de Viana. En febrero, ya se habían registrado casos en 18 provincias distintas de Angola y en abril se produjeron las primeras víctimas mortales en la República Democrática del Congo.

LA ENFERMEDAD HA LLEGADO A CHINA

La fiebre amarilla ha provocado al menos 325 muertes en Angola desde enero de este año. Se ha llegado a descubrir casos en China y los expertos creen que es muy probable que se deba a que Angola, un país rico en petróleo, mantiene relaciones comerciales con el país asiático.

Los casos chinos de fiebre amarilla desencadenaron que saltaran todas las alarmas por el brote, que se encontraba bajo control hasta ese momento. La OMS ha dicho que si se hubiera identificado el problema de los pacientes sin vacunar en Luanda mucho antes, se habría evitado la propagación de la enfermedad.

La agencia de Naciones Unidas ha vacunado a unos 10,5 millones de angoleños, lo que supone más de un 40 por ciento de la población del país, y planea vacunar al 60 por ciento restante antes de finales de año, para evitar que la fiebre amarilla se convierta en una epidemia.

El descubrimiento de un nuevo infectado en Kinshasa, la capital de la vecina República Democrática de Congo, ha comenzado a despertar temores acerca de la cantidad de vacunas disponibles hoy en día, que puede que no sean suficientes si el virus continua propagándose.

FALTA DE RECURSOS SI LA FIEBRE SE EXTIENDE

Este nuevo brote de fiebre amarilla ha supuesto una enorme llamada de atención para Angola, el mayor productor de petróleo de Africa, y uno de los países africanos que mejores perspectivas económicas tiene.

La economía no ha hecho más que crecer desde que finalizase la guerra civil en 2002, después de más de 27 años de conflicto. El Gobierno, que ha invertido millones en reconstruir el país, ha recibido numerosas críticas por no hacer lo mismo con sectores tan importantes como la educación o la sanidad.

La vacunación rutinaria de la fiebre amarilla, un hábito sanitario que se implantó a finales de los años 80, solo es accesible para el 70 por ciento de la población angoleña, según ha declarado el coordinador de operaciones del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Angola, el doctor Francisco Sondane.

A día de hoy, prácticamente toda la población de Luanda ha sido vacunada, pero la campaña que se está llevando a cabo para vacunar al resto de la población del país ha mermado sustancialmente las reservas internacionales de la vacuna y no existe una forma rápida y eficaz de producir más en el caso de que se extienda mucho la enfermedad.

Los fabricantes de la vacuna, entre los que se incluyen el Instituto Pasteur, los Gobiernos de Brasil y Rusia, y la compañía francesa Sanofi, utilizan un método de producción muy lento que utiliza huevos de gallina esterilizados.

En el caso de que la fiebre se extendiese en Kinshasa, que tiene más de 21 millones de habitantes y donde ya se han registrado casos mortales, varios expertos sanitarios han declarado que la única solución posible sería administrar dosis menores de la vacuna y así poder hacer frente con las reservas actuales al doble de pacientes.


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