LONDRES, 5 Feb. (Thomson Reuters Foundation/EDIZIONES) -
Varios grupos de activistas han instado a la comunidad internacional a reforzar la lucha contra la mutilación genital femenina en Asia y Oriente Próximo, donde supone una práctica oculta, y han advertido de que las medidas para erradicar esta práctica fracasarán a menos que los gobiernos miren "más allá de África".
"Parece que es un problema mucho mayor de lo que la gente creía hace cinco años", ha indicado Isis Elgibali, miembro de la ONG WADI. "Tengo la sensación de que sucede en todas partes y no siempre es fácil llevar a cabo una investigación al respecto", ha manifestado Elgibali con motivo del Día Mundial contra la Mutilación Femenina.
Según datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), cerca de 200 millones de niñas y mujeres han sido sometidas a la mutilación genital femenina en todo el mundo y más de 300 millones de menores se encuentran en peligro de ser mutiladas en África cada año.
"Formar parte de esa cifra implica ser capaz de contar tu propia historia. Puede que haya millones de mujeres ahí fuera cuyas historias no han sido contadas", ha dicho Mariya Taher, cofundadora de la organización Sahiyo que fue sometida a esta práctica en India cuando tenía siete años.
La mutilación femenina se lleva a cabo asiduamente en al menos 27 países africanos, así como en Yemen e Indonesia. Varias organizaciones han denunciado que, además, la práctica se lleva a cabo entre algunas comunidades de inmigrantes en países industrializados.
RELIGIÓN Y CULTURA
Aunque la ablación suele estar relacionada con el control de la sexualidad de las mujeres, las prácticas y creencias varían dependiendo del lugar. Muchas comunidades consideran que ofrece un estatus social y que es un paso precedente al matrimonio.
En otros países, la práctica se lleva a cabo por razones de higiene. El grupo Orchid Project ha señalado al menos diez países de Asia y nueve de Oriente Próximo donde se han registrado prácticas similares, entre los que se encuentran Pakistán, Jordania, Kuwait, Omán, Malasia y Tailandia, entre otros.
Más de 30 organizaciones han hecho un llamamiento a la ONU para que examine el impacto de la ablación en Asia. "Necesitamos investigarlo en todos los países. Si no nos fijamos en cada uno, no lograremos acabar con la práctica", ha aseverado Taher en relación con los Objetivos del Desarrollo Sostenible de cara a 2030.
"Ahora mismo en India nuestro mayor problema es que no tenemos datos al respecto", ha afirmado la activista Masooma Ranalvi, que sufrió la mutilación cuando tenía siete años. "La recolección de datos es esencial porque hasta ahora las medidas se han centrado sólo en África", destacado Ranalvi, que está intentado presionar a las autoridades indias para prohibir la ablación.
"África necesita atención, por supuesto, pero quizá hay otros lugares en los que también hay que centrarse", ha añadido. Según varias organizaciones, la práctica no sólo se realiza entre comunidades musulmanas y cristianas sino también entre grupos indígenas.
La mutilación genital femenina, que consiste en realizar una incisión en el clítoris, puede provocar infecciones, infertilidad, sangrado, dolor e incluso la muerte. Muchas mujeres han sufrido estrés postraumático, así como depresión y otro tipo de trastornos psicológicos.
A pesar de que la práctica está prohibida en muchos países africanos, la ablación continúa realizándose con impunidad de forma secreta en muchos lugares, según UNICEF.