NUEVA YORK, 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, denunciaba recientemente el incremento del número de menores afectados por los conflictos armados e incluso advirtió que el año pasado fue "el peor de la historia" en este aspecto. Por ello, pedía medidas "colectivas y expeditivas" a la comunidad internacional para atajar este problema.
"Los niños del mundo están cada vez más amenazados en los teatros de la guerra. El año pasado está considerado el peor de la historia para los niños en zonas de conflicto", denunciaba Ban, que aseguraba que cientos de miles de niños más han tenido que enfrentarse a emergencias o a la intensificación de conflictos armados.
La ONU estima que unos 230 millones de niños viven en países y regiones con conflictos armados activos y que hasta 15 millones de menores son víctimas directas de la violencia.
"Estamos de acuerdo en que no podemos tolerar un mundo en el que los niños son asesinados, mutilados, en el que son secuestrados, sometidos a violencia sexual, obligados a convertirse en soldados, en el que los colegios y hospitales son atacados", afirmaba Ban en una comparecencia ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
"UNA VIDA DE VIOLENCIA Y HORROR"
Ban alertaba así de que "cada vez más a menudo, los niños son sacados por la fuerza de su vida normal de colegio y familia y secuestrados por grupos armados que les lanzan a una vida de violencia y horror".
Estos datos son de las agencias de la ONU, que certifican a pie de calle cada vez más casos de secuestros perpetrados por grupos armados. Los niños afrontan "algunas de las peores violaciones de derechos humanos que existen": heridas, encarcelamiento, torturas, abusos sexuales e incluso la muerte.
Así, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) confirmaba a finales del año pasado la "devastadora" tendencia debido a la proliferación de los conflictos: República Centroafricana, Irak, Sudán del Sur, Siria, Ucrania o territorios palestinos.
Como aspecto positivo, Ban destacaba que se ha mejorado la coordinación y el trabajo de la ONU con los gobiernos y los actores no estatales para prevenir la violencia contra la infancia. "Hemos visto resultados concretos de nuestros esfuerzos que se han traducido en miles de menores yendo al colegio en lugar de combatir y jugando en los campos en lugar de luchar en los mismos", resaltó. "Proteger a los menores significa contribuir a la construcción de una paz duradera y ayudar a los países a alcanzar su potencial pleno", añadió.
Con el nuevo año, la situación no parece haber mejorado. La representante especial del secretario general de la ONU para conflictos armados, Leila Zerrougui, advertía de que "en 2015 la violencia de los grupos armados y la brutalidad con la que tratan a los menores es nuestro principal problema".
Zerrougui desctacó que se han documentado abusos contra menores por parte de 59 entidades, de las cuales 51 no eran organizaciones estatales. Por ello, abogó por un "diálogo constructivo" con los grupos armados para que pongan fin a estas prácticas.
Desde UNICEF, su subdirectora ejecutiva, Yoka Brandt, advertía que la rabia "no basta", sino que debe traducirse en acciones de la comunidad internacional. Brandt ha recordado la situación de los niños soldado de Sudán del Sur, desmovilizados "solo como primer paso" de su reintegración; o la de los menores yazidíes, rescatados de las garras del Estado Islámico.
"Podemos reconstruir las vidas destruidas, las sociedades destruidas", afirmaba Brandt. "Al curar a estos niños, también sanamos a sociedades divididas", apostillaba.