MADRID, 5 Nov. (EUROPA PRESS) -
Naciones Unidas ha advertido este viernes de que el conflicto que vive Sudán del Sur está provocando un éxodo masivo, con una media de 3.500 personas abandonando el país cada día hacia los países vecinos, en concreto, hacia República Democrática del Congo (RDC), Etiopía, Sudán y Uganda.
Esto, denuncia la ONU, obliga al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), así como a las autoridades nacionales y a otros actores humanitarios a luchar para que se creen las condiciones humanas y seguras para estos desplazados, de los que el 90 por ciento son mujeres y niños.
Uganda, que ha recibido el mayor número de personas de todos los países de la región, ha registrado la entrada de unos 2.400 sursudaneses cada día desde principios de octubre, y desde que volvió a estallar la violencia en Yuba el pasado mes de julio alberga a medio millón de sursudaneses.
La ONU advierte de que la gente que abandona la región está sufriendo acoso por parte de los grupos armados, que asesinan y torturan a los que sospechan que podrían apoyar a facciones opositoras.
De hecho, ya que los grupos han impedido que los sursudaneses utilicen las carreteras principales, durante las últimas semanas estas personas están utilizando puntos fronterizos informales, atravesando los campos durante días, sin agua o comida.
El asentamiento para refugiados de Bidibidi, en Uganda, que abrió el pasado mes de agosto, es uno de las mayores áreas de refugiados del mundo y alberga a unos 170.000 refugiados procedentes de Sudán del Sur.
En este contexto, la portavoz de ACNUR, Cécile Pouilly, ha señalado que "suministrar asistencia inmediata, con comida, agua y refugio, sigue siendo una de las prioridades de la organización". "Pero la grave infradotación económica supone un obstáculo a nuestros esfuerzos en el terreno", ha denunciado.
VIOLENCIA RENOVADA
La violencia ha ido en aumento en el que es el país más joven de África desde julio de 2016, cuando se retomaron los combates entre las fuerzas leales al presidente, Salva Kiir, y los combatientes leales al exvicepresidente y líder rebelde, Riek Machar.
Machar huyó de Sudán del Sur y se trasladó a Sudán --y después a Sudáfrica--, desde donde emplazó a sus fuerzas a reorganizarse para mantener una "resistencia armada" frente al Gobierno de Kiir.
La rivalidad entre Kiir, de etnia dinka, y Machar, que es nuer, se tradujo en un primer conflicto en diciembre de 2013, cuando el presidente del país decidió cesar a Machar como su número dos.
El conflicto entre los dos bandos terminó con un acuerdo de paz firmado en agosto de 2015 y que implicaba el regreso de Machar a para que volviera a ser nombrado vicepresidente del país, nombramiento que llegó en abril de 2016.
Sin embargo, las continuas violaciones del pacto y los graves combates de julio llevaron al cese de Machar, que fue relevado en el cargo por el general Taban Deng Gai.