MADRID, 16 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, ha advertido de que la violencia sexual registrada durante estos últimos tres años en Ucrania, especialmente en las provincias del este, podría ser constitutiva en algunos casos de crímenes de guerra y ha reclamado justicia para las víctimas.
Una misión de observación enviada a Ucrania ha concluido, en un informe de 37 páginas, que el conflicto ha generado una suerte de "impunidad" para los delincuentes sexuales. En la mayoría de los casos documentados las víctimas --tanto hombres como mujeres-- habían sido detenidos por alguno de los bandos en conflicto.
El informe recoge que parte de los casos pueden suponer delitos de "tortura o trato cruel, inhumano y degradante" y señala que algunos llegarían incluso al nivel de "crímenes de guerra". La ONU teme que los casos conocidos sólo sean una pequeña muestra, en la medida en que puede haber víctimas que no denuncien por miedo al "estigma" o a la "persecución".
"¿Por qué debería hablar de lo que me ocurrió? Nadie será capaz de ayudarme y nadie podrá encontrar a quien lo hizo. Nadie les castigará", ha lamentado un superviviente citado en este informe, que examina el periodo comprendido entre el 14 de marzo de 2014 y 31 de enero de 2017 y con un "foco especial" en las regiones orientales.
La lista de abusos recogida por la ONU recoge situaciones de golpes y electrocución de genitales, violación, amenazas y desnudos, todas ellas utilizadas "como método de tortura y malos tratos para castigar, humillar o extraer confesiones". Los responsables "también amenazaron con detener, secuestrar, violar, herir o matar a familiares de las víctimas, especialmente a sus hijos".
Así lo ha relatado una mujer: "Me dijo que si me negaba a escribir, los responsables traerían a mi hija y me harían ver cómo la violaban uno detrás de otro. Después de eso, rellené ocho páginas con el texto que ellos me dictaban".
Las sospechas de Naciones Unidas se ciernen sobre ambos bandos, en la medida en que la presencia de fuerzas tanto rebeldes como oficiales no sólo no ha reducido el riesgo de abusos sexuales contra los civiles, sino que lo ha aumentado. En el territorio controlado por los grupos separatistas, la violencia sexual se convirtió en moneda de cambio para obtener propiedades o negociar una liberación.
"El deterioro de la situación económica, particularmente en las regiones afectadas por el conflicto, unido a la falta de lazos comunitarios provocada por el conflicto armado y el desplazamiento, ha llevado a algunas personas a usar estrategias de supervivencia dañinas y a copiar mecanismos que podrían incrementar el riesgo de violencia sexual y de trata", ha advertido el Alto Comisionado.
Las víctimas sufren también la "falta de apoyo" de las autoridades que teóricamente deben protegerlas, entre otros motivos porque ni los profesionales médicos ni los administrativos tienen el conocimiento o las habilidades necesarios para "tratar a los supervivientes de torturas y violencia sexual". La mayor parte de la ayuda, por tanto, depende de las grupos de la sociedad civil, así como de organizaciones internacionales.
Esta asistencia llega principalmente a zonas urbanas, mientras que en las áreas rurales o menos pobladas "hay poca o ninguna", ha señalado la ONU, que ha insistido en la importancia del tiempo, por ejemplo, para suministrar profilácticos a una persona que haya podido estar expuesta al VIH.
TOMAR MEDIDAS
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos teme que no hay indicios para creer que la violencia sexual, "utilizada como estrategia o táctica" del conflicto, vaya a terminar a corto plazo, por lo que ha instado a las partes implicadas a tomar medidas al respecto.
"La investigación y condena de los autores de violencia sexual es vital para las víctimas", ha subrayado Zeid, que ha apelado al "impacto decisivo" de este tipo de enfoques. La impunidad, ha advertido, "alienta a los criminales a continuar".