MADRID, 4 Abr. (EUROPA PRESS) -
Varias agencias humanitarias de Naciones Unidas, entre ellas el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), han alertado este martes de que la enorme falta de financiación por parte de la comunidad internacional está poniendo en riesgo la vida de millones de refugiados sirios, que dependen de la asistencia humanitaria.
"La situación es desesperada", ha asegurado el Alto Comisionado para los Refugiados, Filippo Grandi, en la presentación del informe de necesidades humanitarias en la región para 2017, con el que solicitan una financiación de unos 4.600 millones de euros para asistir a los millones de refugiados sirios que han tenido que dejar sus hogares desde que comenzó el conflicto.
Hasta la fecha, a pesar de que los fondos fueron solicitados en enero, ACNUR sólo ha recibido un 9 por ciento del dinero pedido.
"Aplaudimos todas las donaciones que se han hecho hasta la fecha, pero la verdad es que la financiación no está a la altura de las necesidades", ha añadido Grandi.
Después de cumplir siete años, la guerra en Siria se ha convertido en la crisis humanitaria más grave del mundo, según ACNUR. Más de 13,5 millones de personas dentro de Siria necesitan con urgencia asistencia. Fuera del país, más de cinco millones de sirios viven en condiciones de extrema necesidad en países como Egipto, Líbano, Jordania, Irak y Turquía. Cientos de miles han decidido emprender un peligroso viaje hacia el corazón de Europa en el que arriesgan su vida.
Según han advertido desde el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo(PNUD), si no consiguen un nivel mínimo de financiación, tendrán que recortar en todos los programas de ayuda humanitaria en la región y cerrar campos para desplazados. Miles de niños dejarán de poder ir a la escuelas financiadas por la ONU y la comida tendrá que racionarse aún más.
"La historia en la región es siempre la misma: los servicios médicos, de agua, de empleo y de alojamiento están bajo mínimos", ha asegurado la administradora del PNUD, Helen Clark.