MADRID 28 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha alertado este jueves del impacto sobre el medio ambiente de las políticas de 'tierra quemada' del grupo yihadista Estado Islámico en Mosul.
El grupo ha incendiado en los últimos días 19 pozos petroleros en los alrededores de Mosul, así como una planta de sulfuro que ha generado una gran nube tóxica que ha provocado problemas de salud a cerca de mil personas y la muerte a al menos dos.
La nube de dióxido de azufre provocada por el incendio en la fábrica de sulfuro de Mishraq se ha extendido principalmente hacia el sureste de Mosul, llegando trazas a la capital, pero también hacia el noreste, con altos niveles detectados en Turquía.
El PNUMA ha asegurado que ha puesto en contacto a los equipos de emergencia con expertos en materiales tóxicos para que cuenten con ayuda técnica a la hora de hacer frente a la situación.
"Esto es, tristemente, sólo el último episodio de lo que ha sido la destrucción a gran escala del medio ambiente de Irak durante las últimas décadas", ha dicho el jefe del organismo, Erik Solheim.
Así, ha recordado los trabajos de desecación de las marismas, llevados a cabo bajo el régimen de Sadam Hussein, y la contaminación del territorio, así como el "colapso de los sistemas de gestión medioambiental".
Solheim ha subrayado además que "este 'ecocidio' es una receta para un desastre prolongado", argumentando que "hace que las condiciones de vida sean peligrosas y miserables, sino imposibles".
"Empujará a una cantidad innumerable de gente a unirse a la población de refugiados. Por eso el medio ambiente debe ser situado en el centro de la respuesta a esta crisis", ha remachado.