MADRID, 9 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los refugiados en África tienen más riesgo de sufrir desnutrición aguda, emaciación y anemia como consecuencia de una cascada de desafíos a los que ahora se suma la pandemia global de coronavirus, que ha disparado los precios de los alimentos, obstaculizado las cadenas de suministros y complicado la obtención de ingresos, según la ONU.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han unido sus voces para advertir de que, si no se toman medidas ya, la situación empeorará en los próximos meses. En los campos de refugiados de Etiopía, un 62 por ciento de los niños ya presentan niveles críticos de anemia.
El PMA ya tuvo que reducir en abril en un 30 por ciento las raciones ofrecidas en el campo de Bidibidi, situado en Uganda y considerado uno de los mayores del mundo, por la falta de fondos, mientras que en Camerún el recorte llegó al 50 por ciento en mayo y junio para el caso de los refugiados centroafricanos y se prevé que en julio también se reduzcan las raciones para los nigerianos.
Para gran parte de los refugiados, la ayuda humanitaria es la única vía de cubrir las necesidades más básicas en un contexto donde pocos se pueden permitir seguir el ritmo al que han subido los precios en estos últimos meses. En República Democrática del Congo, los productos básicos han subido un 15 por ciento, mientras que en los mercados cercanos a campos de refugiados de Ruanda los alimentos se han encarecido en el último año un 27 por ciento --un 40 por ciento si se compara con abril de 2018--.
La alternativa en caso de falta de alimentos pasa en muchos casos por saltarse comidas o reducir porciones, tácticas a la que ya han reconocido que han recurrido más del 80 por ciento de los refugiados de Sudán del Sur. La ONU también ha detectado casos de mendicidad, explotación sexual o matrimonios tempranos a cambio de la obtención de comida.
El jefe de ACNUR, Filippo Grandi, ha recordado que los refugiados dependen de la ayuda internacional "para cubrir sus necesidades alimentarias", por lo que es esencial en contextos como el actual. Preocupa especialmente la situación de los niños, que representan "más de la mitad" de los refugiados y "pueden desarrollar dificultades de por vida si se quedan sin comida en las primeras fases de su desarrollo".
El director del PMA, David Beasley, ha coincidido en que, "en los mejores tiempos, los refugiados ya viven en condiciones complicadas, luchando para cubrir sus necesidades médicas". Ahora, ha añadido, en un momento en que "la situación se deteriora para todo el mundo", el "desastre" se agudiza en el caso de una población "que no tienen absolutamente nada para amortiguar la caída" derivada de la pandemia.
Las dos agencias han apelado a la solidaridad de gobiernos y donantes internacionales para cubrir las carencias. Del Plan de Respuesta Humanitario lanzado por la ONU para hacer frente a los efectos colaterales de la COVID-19, estimado en 745 millones de dólares, 227 millones van destinados a operaciones en África.