SIDNEY, 27 Feb. (Reuters/EP) -
Naciones Unidas ha criticado este lunes a las autoridades australianas, a las que acusa de no ser capaces de proteger a la población indígena, en especial a las mujeres, de la violencia por parte de la mayoría blanca del país, que se está agravando debido a la desigualdad económica.
Los aborígenes y los isleños del Estrecho de Torres se sitúan al fondo de la escala económica y social en Australia. "Las mujeres indígenas tienen un 34 por ciento más de posibilidades de ser hospitalizados como resultado de la violencia doméstica, y tienen hasta 3,7 veces más posibilidades de ser víctimas de violencia sexual", ha explicado este lunes Dubravka Simonovic, relatora especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer.
Simonovic ha explicado que en la mayor parte de los casos, las mujeres aborígenes se ven atrapadas en un ciclo de violencia, que comienza en la infancia. Los menores indígenas en Australia tienen siete veces más probabilidades de ser víctimas de abuso o falta de cuidados por parte de sus tutores que los niños de raza blanca. Por otro lado, tienen hasta 10 veces más probabilidades de pasar por algún momento por los servicios sociales.
Debido a la dureza de su infancia, un número desproporcionado de mujeres indígenas son encarceladas durante su vida adulta, una cifra que aumenta de forma dramática debido a las políticas gubernamentales. La polémica sobre la discriminación que sufren las mujeres indígenas en Australia se situó en el punto de mira del país en 2014 tras la muerte de una mujer, conocida sólo por su apellido, Dhu, mientras se encontraba bajo custodia policial.
Dhu fue arrestada por no pagar una serie de multas después de haber sido víctima de un episodio de violencia doméstica a manos de su pareja. A pesar de que una vez bajo custodia comenzó a quejarse por el dolor, las autoridades le negaron atención médica. Murió a las pocas horas.
Reducir el número de miembros de la comunidad indígena en Australia es uno de los siete objetivos que se ha impuesto el Gobierno australiano para acabar con la discriminación de la población aborigen, así como mejorar su esperanza de vida y posibilidades de conseguir un empleo.
Los críticos de esta iniciativa gubernamental alegan que no hay suficientes fondos como para erradicar la desigualdad entre comunidades. "Necesitamos más financiación para este tipo de programas, en especial aquellos que se dedican a mejorar la vida de grupos culturales vulnerables", ha explicado Angela Spinney, investigadora de la Universidad de Swinburne.