NUEVA YORK, 2 Sep. (Reuters/EP) -
Cazadores furtivos sudaneses están aprovechando el caos en el conflicto de República Centroafricana (RCA) para matar elefantes y otros animales salvajes, según ha informado este miércoles un comité de expertos de la ONU.
En mayo, dos grupos de 200 furtivos provenientes de Sudán estuvieron activos en el este de RCA, según el informe, en el que se asegura que "normalmente establecen un campamento base donde se dividen en grupos más pequeños de 20 o 30 cazadores".
"El drástico descenso de la población paquiderma -- quedan aproximadamente 400 elefantes de la sabana en el este del país-- está obligando a los furtivos a permanecer en RCA durante más tiempo que antes, incluso durante la estación de lluvias", añade el estudio.
El comité ha asegurado que los cazadores son temidos profesionales y están bien armados con fusiles de asalto AK-47. Además, se han dado casos en los que han atacado a miembros del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, en sus siglas en inglés), un grupo rebelde que se levantó contra el Gobierno de Uganda en 1980 y que está activo en RCA. Los expertos han afirmado que los furtivos han asumido que estos milicianos "siempre transportan colmillos de elefantes, oro y otros objetos de valor".
"Aunque los cazadores habrían robado y acosado regularmente a los civiles, no se han registrado muertes ni actos de violencia sexual", asegura el informe, añadiendo que podrían querer pasar desapercibidos para las fuerzas militares de la Unión Africana, las cuales intentan neutralizar al LRA.
DIAMANTES DE SANGRE
La ONU ha alertado de que el LRA "es una de las principales amenazas a la paz y la seguridad en el este y sureste de la República Centroafricana, en particular en las provincias fronterizas con Sudán, Sudán del Sur y (República Democrática del Congo)". "Las operaciones del LRA todavía se centran principalmente en generar ingresos de las explotación y del comercio de recursos naturales, especialmente de marfil y oro", ha explicado el comité.
República Centroafricana se ha convertido en un caos desde marzo de 2013 cuando la milicia Seleka, formada en su mayoría por musulmanes, se hizo con el poder, desencadenando represalias llevadas a cabo por los anti-balaka, los rebeldes cristianos que condujeron a la división de facto del país entre las dos confesiones.
Aunque Seleka y los anti-balaka alcanzaron un acuerdo de paz en mayo, el conflicto ha continuado con menor intensidad y el Gobierno ha sido incapaz de hacer valer su autoridad en el amplio territorio del país, rico en minerales y en el que uno de los principales problemas es el tráfico de "diamantes de sangre".