BOGOTÁ, 18 Jun. (Thomson Reuters Foundation/EP) -
Los niños en la República Dominicana son víctimas de extranjeros que visitan la isla para tener relaciones sexuales con jóvenes, pero pocos turistas sexuales son castigados, según ha explicado un experto de Naciones Unidas.
Maud de Boer-Buquicchio, relatora especial de la ONU para la venta y explotación sexual de niños, ha denunciado que República Dominicana es un centro de turismo sexual de menores. "La gente que va allí con ese propósito sabe que lo puede hacer con impunidad, que es fácil tener acceso a los niños", ha explicado de Boer-Buquicchio tras su primera visita a la nación caribeña. "Los turistas dicen bueno es fácil allí, ¿por qué no?", ha añadido.
Aunque la prostitución de adultos es legal en República Dominicana, es ilegal forzar, engañar u obligar a cualquier adulto o niño a la explotación sexual, también conocida como trata de personas, y el delito supone una pena de 30 años de cárcel.
En los últimos años, el Gobierno ha intensificado los esfuerzos para procesar a turistas y dominicanos por explotación sexual infantil. Según el Departamento de Estado de los Estados Unidos, las autoridades condenaron a veinte personas por tráfico de seres humanos en 2015.
República Dominicana es un destino turístico que atrae a unos 6 millones de visitantes al año y que espera llegar a diez millones para 2022. Este aumento puede suponer que más niños sean víctimas de explotación sexual por parte de turistas que vienen, sobre todo, de Estados Unidos, Canadá y Europa.
"Lo que realmente falta es una política decidida del Gobierno para poner la protección de la infancia en el centro de su estrategia de turismo", ha defendido de Boer-Buquicchio.
Las playas son un riesgo para los adolescentes dominicanos, la mayoría entre 15 y 17 años, que venden comida y recuerdos en ellas. "En la playa donde estaba en Sousa era muy llamativo. Todo lo que se podía ver eran hombres de mediada edad (...) que esperaban hasta que oscurecía para llevar a cabo sus negocios sucios", ha explicado la experta de Naciones Unidas.
A pesar de la preocupación del Gobierno y la Policía, falta financiación, capacitación y personal para hacer frente al turismo sexual. Por su parte, la industria hotelera ha firmado un código de conducta para evitar la explotación sexual, aunque la mayoría de casos ocurren en apartamentos privados y moteles.