Destaca que 835.000 personas se han visto damnificadas desde mayo y apunta a la falta de fondos
MADRID, 15 Dic. (EUROPA PRESS) -
Naciones Unidas ha alertado de que las inundaciones registradas desde mayo en Sudán del Sur, que han dejado más de 835.000 damnificados, están afectando las labores de entrega humanitaria en el país, con los estados de Jonglei, Unidad y Alto Nilo como los más afectados.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha detallado que "el acceso físico sigue siendo un gran desafío para las organizaciones humanitarias a la hora de llegar a los afectados debido a que las carreteras están impracticables y las comunidades han quedado aisladas a causa de las inundaciones".
"En partes del estado de Lagos, unas 60.000 personas en los condados de Cuibet, Rumberk Centro y Rumbek Norte están fuera del alcance debido a la inundación de las carreteras. Las organizaciones humanitarias deben depender del aire y los ríos para trasladar suministros, lo que tiene un alto coste", ha explicado.
De esta forma, ha argüido además que los enfrentamientos intercomunitarios y los enfrentamientos en las zonas afectadas, especialmente en Warrap, Ecuatoria Occidental y Unidad, están disuadiendo la capacidad de verificar las necesidades de la población y la respuesta".
Así, ha afirmado que "casi 620.000 personas afectadas por las inundaciones han recibido algún tipo de ayuda humanitaria a finales de noviembre", si bien ha resaltado que "las limitaciones a nivel de financiación han hecho difícil satisfacer las crecientes necesidades".
Las inundaciones han afectado a 33 de los 78 condados del país, con un total de 305.000 damnificados en el estado de Jonglei, el más afectado. Por detrás se sitúan Unidad, con 220.000 afectados, y Alto Nilo, con 141.000 damnificados, según los datos facilitados por el organismo a través de un comunicado.
En este sentido, ha resaltado que "casas, instalaciones sanitarias y de nutrición, fuentes de agua, escuelas y mercados están sumergidos", lo que impacta sobre el acceso de la población a los servicios básicos. Asimismo, han sido destruidos campos de cultivo, lo que ha afectado a la siembra y recolección, mientras que "un gran número" de cabezas de ganado han muerto.
La OCHA ha resaltado que hay personas en las zonas afectadas que no tienen acceso al agua potable, lo que incrementa el riesgo de transmisión de enfermedades, mientras que ha agregado que "no hay signos" de que las zonas inundadas estén retrocediendo, lo que podría provocar un desplazamiento a largo plazo de miles de personas.
Por otra parte, ha hecho hincapié en que hasta la fecha se ha podido entregar agua a 477.000 personas, que han recibido además materiales de higiene, mientras que 227.000 personas han recibido atención sanitaria y cerca de 185.000 han recibido cobijo y otros materiales no alimentarios. Por su parte, alrededor de 146.000 han recibido apoyo nutricional.
"A pesar de que las organizaciones humanitarias están usando recursos de los programas existentes, son inadecuados a la hora de hacer frente a las crecientes necesidades de las personas afectadas por las inundaciones", ha destacado, antes de recordar que hasta ahora se ha recibido el 68 por ciento de los 1.700 millones de dólares (cerca de 1.508 millones de euros) reclamados en el Plan de Respuesta Humanitaria para Sudán del Sur en 2021.
El ministro de Gestión de Desastres sursudanés, Peter Mayen Majongdit, afirmó a mediados de noviembre que la cifra de damnificados asciende a 1,2 millones. Las inundaciones, sumadas a la violencia y la pandemia de coronavirus, están empeorando la situación humanitaria en el país africano, sumido en un proceso de transición tras el acuerdo de paz de 2018 entre el Gobierno y los principales grupos rebeldes.
Sudán del Sur cuenta con un Gobierno de unidad que echó a andar tras la materialización del acuerdo de paz firmado en 2018 por el presidente, Salva Kiir, y el líder rebelde Riek Machar, quien fue nombrado nuevamente para el cargo que ocupaba antes de la guerra civil. Entre los principales puntos pendientes figura la unificación de las fuerzas de seguridad, prevista para noviembre.