Acusa a ambas partes de graves violaciones y expresa su alarma por "el uso de la violencia sexual como un arma de guerra"
MADRID, 10 Sep. (EUROPA PRESS) -
Naciones Unidas ha subrayado este martes que la "tragedia" en Sudán a causa de la guerra civil desatada en abril de 2023 por las hostilidades entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) "tiene que terminar ya" y ha expresado su alarma por "el uso de la violencia sexual como un arma de guerra".
La subcomisaria de la ONU para Derechos Humanos, Nada al Nasif, ha recalcado que "el conflicto sigue fuera de control" y ha lamentado que "los civiles soportan la carta de las hostilidades entre las Fuerzas Armadas sudanesas, las RSF y sus respectivas milicias aliadas, con un desprecio total del Derecho Internacional".
Así, ha advertido de que los enfrentamientos han repuntado desde marzo y ha manifestado que "las declaraciones por parte de las partes en conflicto sobre sus compromisos para proteger a los civiles siguen siendo huecas, con violaciones constantes", al tiempo que ha recalcado que todas las partes en conflicto han cometido violaciones de los Derechos Humanos.
"El Fasher, en Darfur Norte, se ha visto sumido desde mayo en intensos combates y los ataques contra instalaciones médicos han privado a la población de atención médica", ha detallado Al Nasif, que ha especificado que entre junio y agosto se han confirmado cerca de 865 civiles muertos en "ataques contra zonas residenciales" en el país africano.
Además, ha mostrado la "particular alarma" de la oficina en torno al uso de la violencia sexual como un arma de guerra, con cerca de cien incidentes y más de 172 víctimas documentadas, "principalmente mujeres y niñas", desde el inicio de la guerra. "Esto es una cifra muy a la baja respecto a la realidad", ha advertido.
"La responsabilidad del 81 por ciento de los incidentes ha sido atribuida a hombres con uniformes de las RSF y personas armadas afiliadas", ha detallado Al Nasif, quien ha remarcado que también hay "informes creíbles" sobre "violencia sexual atribuida a tropas sudanesas y movimientos armados aliados".
Por ello, ha pedido nuevamente a las partes en conflicto que "emitan y apliquen normas estrictas para prohibir y castigar la violencia sexual", así como "otros pasos efectivos para evitarla".
Al Nasif ha incidido en que "los ataques indiscriminados y el uso de armas con efectos de amplio alcance en zonas densamente pobladas han causado miles de víctimas civiles, la destrucción de infraestructura vital, incluidos hospitales, escuelas y mercados, y la aniquilación de fuentes de sustento".
Además, ha mostrado su "profunda preocupación" por los ataques con tintes étnicos y el discurso de odio, especialmente ante los testimonios sobre ejecuciones, violencia sexual y desplazamiento forzoso provocado por las RSF y otras milicias árabes aliadas de los paramilitares, especialmente contra la comunidad masalit de Darfur Occidental.
"La movilización de civiles, incluidos niños, se ha intensificado en todo Sudán, en particular entre tribus, lo que plantea el riesgo de que se amplíe la guerra civil y adquiera nuevas dimensiones étnicas", ha argumentado, antes de sostener que "el espacio cívico se está reduciendo cada vez más" debido a la aplicación del estado de excepción, usado para detener a activistas, periodistas y críticos, motivo por el que ha apelado a una rendición de cuentas para acabar con la impunidad.
"Este conflicto sin sentido ha tenido un impacto devastador en los derechos económicos y sociales, en particular el derecho a la alimentación, a la vivienda y a la educación", ha dicho Al Nashif, que ha indicado que cerca de trece millones de personas --más del 20 por ciento de la población-- se encuentra desplazada dentro del país o a huido como refugiada a Estados vecinos.
Por último, ha recalcado que "Sudán se enfrenta a niveles críticos de inseguridad alimentaria, con un riesgo inminente de hambruna y más de la mitad de su población, 25,6 millones de personas, en situación de hambre aguda", por lo que ha destacado que es necesario que la comunidad internacional "adopte las medidas necesarias para poner fin a las hostilidades y apoyar un diálogo inclusivo que allane el camino para una transición civil".
Las palabras de Al Nashif han llegado apenas unos días después de que un grupo de expertos de Naciones Unidas reclamara el despliegue de "una fuerza independiente e imparcial" para proteger a la población de Sudán ante las "horrorosas violaciones" de los Derechos Humanos en el marco del conflicto, algunas de las cuales podrían equivaler a crímenes de guerra y contra la humanidad.
Sudán se encuentra sumido en una guerra civil a raíz de las hostilidades que estallaron en abril de 2023 en el marco de un aumento de las tensiones en torno a la integración de las RSF en el seno de las Fuerzas Armadas, parte clave de un acuerdo firmado en diciembre para formar un nuevo gobierno civil y reactivar la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 de Omar Hasán al Bashir, dañada por el golpe de Estado de octubre de 2021, en el que fue derrocado el primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok.