MADRID, 10 Mar. (EUROPA PRESS) -
La escalada de violencia en la región de Kivu Norte, en el noreste de República Democrática del Congo (RDC), ha provocado en los últimos doce meses más de 800.000 desplazados, entre ellos cerca de 300.000 que han tenido que abandonar sus hogares en febrero de este año, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
La actividad de grupos armados como el Movimiento 23 de Marzo (M23) o las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), así como las operaciones lanzadas por el propio Gobierno, han derivado en una ola incesante de desplazamiento que aumenta también las necesidades humanitarias de la población local, necesitada de la ayuda más básica.
La ONU intenta evaluar dichas necesidades, lo que pasa también por poner cifras a la emergencia. Sólo en la última semana, unas 20.000 personas han huido de la localidad de Rutshuru, mientras que a mediados de febrero casi 50.000 escaparon en la región de Kitchanga, ha explicado el portavoz de ACNUR, Matthew Saltmarsh.
"Los civiles siguen pasando el alto y sangriento precio del conflicto", ha dicho este portavoz, que ha incidido en que parte de los desplazados cruzan hacia provincias vecinas como Kivu Sur o Ituri. Además, este año unas 5.500 personas han llegado a Ruanda y otras 5.300 a Uganda.
Quienes huyen dan cuenta de escenas de violencia indiscriminada que incluyen "ejecuciones arbitrarias, secuestros, extorsión y violaciones" y Saltmarsh ha instado a todas las partes a poner fin a la violencia, habida cuenta de que la de RDC ya era la mayor crisis de desplazamiento interno de África, con 5,8 millones de personas afectadas.
Naciones Unidas ha advertido de que las necesidades se están disparando hasta el punto de sobrepasar "a un nivel dramático" los recursos disponibles, por lo que ha apelado a la solidaridad. Para 2023, ACNUR ha pedido más de 232 millones de dólares, pero sólo ha recibido un 8 por ciento de este dinero.