Fuerzas de seguridad han colaborado con la milicia de los Bana Mura para expurgar a grupos étnicos como los luba o los lulua.
La ONU constata al menos 251 ejecuciones extrajudiciales y asesinatos selectivos, entre ellos 62 niños, desde marzo a junio de 2017
MADRID, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -
Fuerzas de seguridad congoleñas habrían colaborado con la milicia de los Bana Mura para llevar a cabo una campaña de limpieza étnica en la región del Kasai, donde elementos afines al Gobierno "han fomentado activamente, alimentado y, ocasionalmente, liderado" una campaña de exterminio que, entre los meses de marzo y junio, ha dejado al menos 251 asesinatos selectivos o ejecuciones extrajudiciales, entre ellos los de 62 niños, según entrevistas a casi un centenar de escapados de uno de los epicentros de la violencia, el territorio de Kamonia.
El equipo de investigación de Naciones Unidas, desplegado durante el pasado mes de junio en Angola -- lugar de refugio de los evadidos -- apunta tanto a los Bana Mura como al Gobierno, así como a la milicia rival de los Kamuina Nsapu, de perpetrar crímenes extremadamente brutales contra la población civil en la región y a los Nsapu, concretamente, de usar por norma a niños soldado de entre 7 y 13 años, muchos de los cuales recurren a prácticas de brujería para causar terror entre la población.
LAS "HORMIGAS NEGRAS"
La provincia del Kasai, en el sur del país, es zona de guerra entre el Gobierno y esta milicia desde agosto de 2016. Los Kamuina Nsapu aparecieron con la muerte a manos del Gobierno de su líder, el líder tribal Jean Pierre Mpandi, jefe del clan de los Bajila Kasanja, parte de la tribu local de los lulua. Su título como jefe tribal, el "Kamuina Nsapu" ("Hormiga negra") fue precisamente el que asumió el grupo para denominarse como milicia.
El Gobierno acusó a Mpandi, afín a la oposición, de no haber apoyado la plataforma Mayoría Presidencial (MP) del presidente Joseph Kabila, a quien Mpande desafió al proclamarse jefe tribal sin la aprobación de las autoridades centrales. La práctica totalidad de las milicias de los Nsapu son de la etnia luba (y de su grupo pariente, los lulua).
A pesar de cierto alivio en las hostilidades a principios de 2017, el conflicto recuperó intensidad con la aparicion, entre marzo y abril, de la milicia de los Bana Mura, integrada y financiada por las comunidades étnicas de los tshokwe, pende y tetela, rivales de los luba y los lulua así como por, según este informe de la ONU, "miembros de las fuerzas de seguridad locales, Policía y Ejército".
La cifra de desplazados supera ya el millón de personas, según las estimaciones del informe de la ONU, que supone la evaluación más completa desde que comenzó el conflicto armado, a través de un equipo de expertos que ha constatado además el descubrimiento de al menos 80 fosas comunes.
ATROCIDADES
"Los supervivientes dicen haber escuchado gritos de gente quemada viva y han visto cómo sus seres queridos eran perseguidos y asesinados a machetazos", ha declarado el alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Zeid Raad al Husein, en sus comentarios anexos al documento. "Semejante derramamiento de sangre", ha añadido, "es aún más horripilante por el hecho de que esta gente está siendo perseguida por su pertenencia a una determinada etnia".
El informe constata que "los Bana Mura han llevado a cabo presuntamente una campaña destinada a aniquilar por completo a los integrantes de los luba y de los lulua en todas las poblaciones que han atacado" y que los testigos aseguran haber visto a soldados de las Fuerzas Armadas de República Democrática del Congo (FARDC) "liderando a grupos de las milicias Bana Mura durante estos asaltos".
La ONU destaca en particular un ataque perpetrado entre marzo y junio en la localidad de Cinq, donde al menos 90 pacientes fueron quemados vivos cuando los Bana Mura, identificables por las bandanas blancas que llevaban en la cabeza, prendieron fuego al ala quirúrgica de un hospital.
BRUJERÍA INFANTIL
El informe apunta especialmente que los Nsapu emplean niños soldado para efectuar algunas de estas matanzas, perpetradas con especial virulencia al someter a sus víctimas a rituales de brujería para infundir el terror en la población.
Destaca en particular una pequeña facción de los Nsapu conocida como las "Lamama", un grupo de niñas a las que la población atribuye poderes sobrenaturales -- de hecho, todos los entrevistados por la ONU se han mostrado convencidos de que sus habilidades sobrenaturales son reales --, que usan pajitas para beber la sangre de sus víctimas antes de decapitarlas.
"Esta creencia generalizada, y el miedo que genera, podría explicar en parte por qué una milicia como los Nsapu, tan mal armada, y compuesta en su mayoría por niños, ha sido capaz de resistir durante tanto tiempo las ofensivas del Ejército nacional", apunta el informe.