KAMPALA 28 Ago. (Reuters/EP) -
La Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS) está intentando mejoraro su labor de protección a las personas afectadas por la guerra civil que asuela el país desde hace cuatro años, después de haber recibido numerosas críticas por su pasividad.
"Se ha hecho mucho para mejorar la protección que la UNMISS ofrece a los civiles", ha dicho Lauren Spink, una especialista del Center for Civilians in Conflict (CIVIC), con sede en Estados Unidos, a Reuters.
La UNMISS ha rescatado en 2017 a diversos trabajadores humanitarios y a empleados de la ONU durante diferentes ataques, ha salvado a civiles del secuestro por parte de grupos armados, y ha forzado barricadas hacia lugares de masacre.
Desde que comenzó la guerra, muchas familias han acudido a los campamentos de la ONU en busca de protección. Más de 210.000 personas se encuentran ahora en seis de esas bases, ante la imposibilidad de volver a casa.
Más de 100 civiles murieron entre diciembre de 2013 y julio de 2016 por los ataques perpetrados en las bases de la ONU, porque sus trabajadores no podían disparar para defenderse, tardaron en reaccionar o huyeron, según la información aportada por Naciones Unidas y CIVIC.
Este resultado ha llevado a la UNMISS a adoptar una postura más firme, impulsada por el nuevo jefe de la misión desde enero, David Shearer, un antiguo líder del Partido Laborista de Nueva Zelanda.
"Estamos intentando que nuestras labores de protección y de mantenimiento de la paz sean más efectivas", ha afirmado Shearer a Reuters. "Nuestros trabajadores están plantando cara a las circunstancias que se presentan", ha añadido.
PRIMEROS CAMBIOS
Los cambios en la línea de acción del grupo comenzaron a ser visibles en abril, cuando los trabajadores en defensa de la paz se desplazaron a Aburoc, una localidad situada en el Nilo. Después de que Naciones Unidas llegara a la zona, los rebeldes se retiraron y se consiguió paralizar una ofensiva del Gobierno que había desplazado a 20.000 civiles. Además, los trabajadores humanitarios intervinieron para erradicar posibles brotes de cólera.
"Se está mejorando", ha manifestado Peter Ruach, que vive en una de las bases de Naciones Unidas, localizada en Yuba. Hace un año las tropas del Gobierno violaron a decenas de mujeres que abandonaron el campamento para ir en busca de comida.
"El Ejército etíope ha delimitado una zona de seguridad y ha garantizado que las mujeres que salgan de la base para recoger leña estarán protegidas", ha dicho el Ruach.
Las violaciones y muertes que se han registrado alrededor de la base han disminuido de 48 al mes a entre 1 y 5 desde que se creó la zona de seguridad a finales de noviembre, según ha informado Naciones Unidas.
AÑOS DE CRÍTICAS
La misión ha recibido un aluvión de críticas desde que estalló la guerra civil y otras organizaciones han acusado a la UNMISS de no estar haciendo lo suficiente por proteger a los civiles.
Los integrantes de Naciones Unidas en la base de Yuba ignoraron hace un año un llamamiento de ayuda que recibieron durante el ataque a un hotel cercano, que se saldó con la muerte de un trabajador humanitario y diversas violaciones.
El Ejército del Gobierno violó a decenas de mujeres nuer en los alrededores de la base en los días siguientes. Diez agencias de ayuda humanitaria acusaron a los trabajadores de la ONU de no vigilar el área de forma adecuada, lo que provocó una investigación que culminó con el despido de Johnson Ondieki como jefe de la UNMISS en noviembre.
CONTINÚAN LOS PROBLEMAS
A pesar de que la UNMISS ha mejorado su labor, los 12.000 trabajadores de la ONU armados y un presupuesto de alrededor de 1.000 millones de dólares no son suficientes para controlar todos los kilómetros de carretera del país, de una extensión parecida a Francia.
Además, resulta un impedimento para las acciones de Naciones Unidas que esta necesita permiso del Gobierno de Sudán del Sur para desplegarse. La semana pasada, el Gobierno dejó en tierra a aviones de la ONU que iban a llevar al país otras 4.000 personas para colaborar en la misión de paz.
"Naciones Unidas no puede ser completamente independiente en un país que es soberano. Sus empleados tienen que trabajar en cooperación con el Gobierno... No pueden crear un Gobierno paralelo", ha dicho Ateny Wek Ateny, un portavoz del gabinete gubernamental, que niega que las fuerzas del Gobierno hayan matado o abusado de civiles.
La misión también ha sido acusada recientemente de demorarse en su intervención de abril en Aburoc, donde el Gobierno estaba matando civiles, poniendo bombas y quemando a personas vivas dentro de sus casas desde enero, según ha señalado Amnistía Internacional.
Sudán del Sur se sumió en una guerra civil unos dos años más tarde de conseguir la independencia de Sudán en 2011, después de que el presidente, Salva Kiir, de la minoría étnica dinka, despidiese al antiguo vicepresidente, Riek Machar, nuer.
Desde entonces, han muerto miles de personas y 3,5 millones de civiles, de los 12 millones que residen en el país, han tenido que abandonar sus hogares, dando lugar a la crisis de refugiados más importante en la región desde el genocidio de Ruanda en 1994.