Gulbuddin Hekmatyar, líder de Hezb-e-Islami
CAREN FIROUZ / REUTERS
Actualizado: sábado, 4 febrero 2017 7:34

KABUL 4 Feb. (Reuters/EP) -

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha levantado este viernes las sanciones contra el líder de Hezb-e-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, lo que potencialmente allana el camino para que el conocido señor de la guerra regrese a Afganistán.

El Gobierno había pedido levantar las sanciones como parte de un acuerdo de paz con Hekmatyar y su grupo insurgente este septiembre, un acuerdo no exento de polémica ya que supone de facto amnistiar a un líder muhayidin acusado de numerosos delitos durante la guerra civil afgana.

Gracias a desaparecer de la lista de sancionados por la ONU, los bienes de Hekmatyar serán descongelados y se levantaran tanto el veto para viajar como el embargo de armas.

Por el momento se desconoce el paradero del líder muhayidin desde que firmara el acuerdo de paz con el presidente afgano, Ashraf Ghani, el pasado mes de septiembre.

Las autoridades en Kabul esperan que Hekmatyar en algún momento regrese al país, pese a lo controvertido de su figura. Se considera una pieza clave para lograr la pacificación de Afganistán y muchos gobiernos extranjeros aplaudieron el acuerdo de paz, entre ellos Estados Unidos, al considerarlo un paso importante hacia la paz.

LA FIGURA DE HEKMATYAR

Hekmatyar, una de las figuras 'muyahidin' de más relevancia durante la guerra contra la Unión Soviética en los ochenta, fue uno de los señores de la guerra que se vieron involucrados en una cruenta guerra civil tras la salida de las tropas soviéticas del país, que se saldó con cientos de miles de muertos, la mayoría de ellos civiles.

Durante dicho conflicto, los milicianos de Hekmatyar fueron responsables de gran parte de la destrucción de Kabul debido a sus continuos bombardeos contra la capital, que provocaron miles de víctimas civiles.

Posteriormente, accedió al cargo de primer ministro entre 1993 y 1994 --y de nuevo por un breve periodo de tiempo en 1996--, antes de que los talibán se hicieran con el control de la capital, provocando su huida a Irán, donde permaneció durante seis años en medio de la desconfianza por parte de Teherán.

Finalmente, fue expulsado del país en 2002 en medio de presiones por parte del Gobierno de Estados Unidos y el recientemente establecido Ejecutivo afgano de Hamid Karzai tras la invasión estadounidense del país para expulsar a los talibán del poder.

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