MADRID, 20 Abr. (EUROPA PRESS) -
Naciones Unidas ha mostrado su preocupación por la decisión de las autoridades de Irak de cerrar un campamento de desplazados en la provincia de Nínive "sin la notificación y preparación adecuada" y ha reclamado al Gobierno que "garantice la seguridad y bienestar" de las más de 340 familias que se han visto forzadas a abandonar las instalaciones.
"La comunidad humanitaria está preocupada por el impacto del cierre del campamento el 18 de abril por parte del Gobierno de Irak, sin notificación y preparación adecuada para los desplazados internos y las comunidades de acogida", ha señalado la oficina del coordinador humanitario para Irak a través de un comunicado publicado en su página web.
Así, ha manifestado que "la ONU en Irak seguirá trabajando con una coordinación cercana con las autoridades iraquíes para garantizar la integración sostenible de más de 1.500 antiguos residentes del campamento, de los cuales cerca de dos tercios son menores.
"Naciones Unidas reitera sus principios, que piden un retorno voluntario, informado, seguro y digno de todos los desplazados internos", ha apuntado, antes de solicitar a las autoridades que los desplazados "son capaces de volver a sus hogares o lugares de residencia habitual, integrarse localmente o reubicarse voluntariamente a otra parte del país de forma segura y digna".
Por último, ha hecho hincapié en que el organismo internacional "está preparado para dar asistencia a los antiguos residentes del campamento y está trabajando con el Gobierno de Irak para encontrar soluciones duraderas a todos los desplazados internos, tanto dentro como fuera de los campamentos".
Las autoridades iraquíes habían fijado previamente el mes de mayo como fecha para el cierre del campamento de Jadah 5, uno de los últimos que quedan abiertos en el país y que acoge a familias con presuntos lazos con el grupo yihadista Estado Islámico, si bien finalmente adelantó su clausura.
Organizaciones no gubernamentales han advertido del posible impacto de estos cierres, debido a que desplazados y personas vulnerables podrían tener problemas de integración en las comunidades de acogida, especialmente por estos supuestos lazos con el grupo yihadista, que en 2014 lanzó una ofensiva relámpago en Irak y Siria para establecer un 'califato'.