MADRID, 19 May. (EUROPA PRESS) -
El coordinador especial de Naciones Unidas para el Proceso de Paz en Oriente Próximo, Nickolay Mladenov, ha reclamado este jueves una solución "inmediata" a la huelga de hambre que protagonizan cerca de 1.300 presos palestinos en cárceles de Israel.
"Estoy siguiendo con gran preocupación la huelga de hambre de detenidos palestinos que protestan contra sus condiciones (de encarcelamiento) en cárceles de Israel", ha dicho en su comunicado.
Así, ha subrayado que "la huelga está entrando en su segundo mes, por lo que es imperativo que se encuentra una solución lo antes posible, en línea con el Derecho Humanitario y las obligaciones de Israel a nivel de Derechos Humanos".
Mladenov ha manifestado que encontrar una solución a la situación "va a favor de los intereses de las iniciativas en marcha para relanzar el proceso de paz", solicitando a las partes que ejerzan "la máxima contención" y que "muestren responsabilidad"
El relator especial de Naciones Unidas sobre la situación de los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos Ocupados, Michael Lynk, reclamó el martes a Israel que cumpla el Derecho Internacional respecto a las detenciones de presos.
"El uso por parte de Israel de la detención administrativa no cumple con las circunstancias extremadamente limitadas que contempla el Derecho Humanitario, y priva a los detenidos de las salvaguardias legales básicas garantizadas por éste", argumentó.
La detención administrativa es una figura que permite a las autoridades israelíes mantener bajo custodia indefinidamente a un sospechoso sin presentar cargos ni iniciar un proceso judicial.
En este sentido, Lynk señaló que cerca de 500 de los 6.000 presos palestinos en Israel lo están en situación de administrativa, recalcando además que "muchos" del total están encarcelados en Israel, y no en los Territorios Palestinos Ocupados, contraviniendo el Derecho Internacional.
Lynk expresó además su preocupación por las informaciones sobre el encarcelamiento en aislamiento de presos que participan en la huelga de hambre, así como por la negativa a que reciban visitas de abogados.
"Los prisioneros en todas partes tienen derecho a participar en huelgas de hambre para protestar por sus condiciones de vida, y no deben ser castigados por ello", recalcó, alertando de que "la alimentación forzosa es una práctica que, según expertos en Derechos Humanos, podría equivaler a la tortura".
Las palabras de Lynk llegaron dos días después de que el alto cargo de Al Fatá Marwan Barghuti, encarcelado en Israel y líder de la huelga de hambre, hiciera un llamamiento a la desobediencia civil y pidiera a su formación y al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) que formen un frente unificado.
Barghuti --quien se encuentra encarcelado en aislamiento-- recibió el domingo la primera visita de su abogado, Jader Shqeirat, desde que arrancara la huelga de hambre hace 30 días, y le entregó una carta para pedir apoyo a la población a los huelguistas.
Shqeirat indicó que el alto cargo de Al Fatá --condenado a tres cadenas perpetuas por su papel durante la Primera y la Segunda Intifada-- ha perdido doce kilogramos desde que iniciara la huelga de hambre, asegurando que ahora mismo pesa 53 kilogramos.
Barghuti se quejó de las condiciones de encarcelamiento, afirmando que su celda está llena de insectos y que no cuenta con acceso a libros ni ha podido cambiarse de ropa desde que iniciara la huelga de hambre.
Asimismo, denunció que el Servicio de Prisiones "irrumpe en su celda cuatro veces al día y lleva a cabo inspecciones ofensivas, incluidos cacheos tras desnudarle y esposarle de pies y manos".
Por último, Barghuti comunicó a su abogado que los presos "están decididos a continuar con esta batalla hasta que se logren todos los objetivos".
Ahora mismo se estima que unos 1.300 de los 6.300 presos palestinos en Israel se han sumado a la huelga para denunciar "torturas, maltrato y negligencias médicas" en las cárceles israelíes, así como abusos del Gobierno israelí a la hora de recurrir a la llamada detención administrativa.