MADRID, 20 Ene. (EUROPA PRESS) -
La vicesecretaria general de Naciones Unidas, Amina Mohammed, ha asegurado este viernes han visto progresos en las conversaciones con los talibán en lo que respecta a los derechos de las mujeres y niñas después de las conversaciones que han mantenido en los últimos días con los fundamentalistas en Afganistán.
"Hay muchas voces que hemos escuchado que progresan en la forma en la que nos gusta, pero hay otros que en realidad no. Creo que la presión que ponemos en apoyar a quienes están pensando en ese sentido es bueno. Esta visita da más voz y presión para ayudar internamente a estos argumentos", ha dicho Mohammed a la cadena BBC.
Mohammed lidera una delegación de Naciones Unidas que ha viajado esta semana a Kabul, la capital afgana, para reunirse con los talibán, en un intento por revertir las políticas discriminatorias que los fundamentalistas han impuesto contra las mujeres desde que asumieron el control del país en agosto de 2021.
En ese sentido, Mohammed ha trasladado a los talibán que antes de esperar obtener el reconocimiento internacional o recuperar la ayuda humanitaria deben demostrar su compromiso con las normas reconocidas en todo el mundo.
Por su parte, los talibán, según ha contado la vicesecretaria general de Naciones Unidas, acusan a la comunidad internacional de "politizar" la ayuda humanitaria y les ha reprochado que las sanciones y la negativa a su reconocimiento están ahondado en la crisis que sufre el país.
Mohammed ha adelantado a los talibán que pasará mucho tiempo hasta que se valore cualquier tipo de reconocimiento a su gobierno si la situación en Afganistán, en especial en lo que atañe, a las mujeres sigue igual. No obstante, ha aprovechado también para criticar a la comunidad internacional, incluidos otros Estados islámicos, por no estar haciendo lo suficiente para abordar este problema.
Desde que los talibán recuperaran el poder de Afganistán con la toma relámpago de Kabul en agosto de 2021, los escasos avances y derechos que las mujeres afganas habían logrado les fueron arrebatados, a pesar de las promesas que hicieron de no volver al tipo de políticas que aplicaron en la década de los 90.
Desde entonces han decretado nuevas leyes para impedir el acceso a la educación de niñas y mujeres, así como otras medidas que las impiden tener libertad de movimientos, o incluso trabajar en agencias humanitarias, de las que dependen la práctica totalidad de la población afgana.