MADRID, 9 Sep. (EUROPA PRESS) -
"El puente de Londres ha caído". Con estas palabras se activa el estricto protocolo fijado por el Gobierno de Reino Unido por el fallecimiento de la reina, Isabel II, una 'Operación Puente de Londres' que ha arrancado en el mismo instante del fallecimiento y concluye diez días después con el funeral de Estado.
El fallecimiento de la reina convierte automáticamente a su primogénito y heredero, el príncipe Carlos, en rey. El protocolo establece además que hasta que la noticia de su muerte se haga pública, como así ha ocurrido finamente, se suceden una cascada de llamadas de obligada discreción.
El secretario privado de la reina informa en primer lugar a la primera ministra, Liz Truss, así como a otras altas autoridades. A continuación, el texto prevé la notificación oficial por parte de la Casa Real al conjunto de la población, según los detalles publicados el año pasado por el portal Politico.
La noticia corre entre las distintas instituciones y el Gobierno establece que todas las banderas ondeen a media asta en un plazo de unos diez minutos. La página web de la Casa Real se tiñe de luto, así como las redes sociales, tal como consta en un documento plenamente actualizado a los tiempos actuales.
La primera ministra es la primera del Gobierno en hablar, como sucedió este jueves, y se reuniría con el nuevo monarca, que se dirige a la nación ya como rey de pleno derecho, aunque no se haya producido la entronización formal.
El funeral de Estado es el décimo día tras la muerte, en la abadía de Westminster, y el protocolo establece que el féretro vuelve en el 'día 2' al Palacio de Buckingham, símbolo de la monarquía para Reino Unido y toda la Commonwealth.
El plan del Gobierno establece con este fin diferentes hipótesis, en función de donde fallezca la monarca. Así, el protocolo por el fallecimiento en la residencia de Balmoral (Escocia) se conoce como Operación Unicornio y plantea como medio preferente de transporte para el féretro el tren.
En el quinto día tras la muerte, hay una procesión desde Buckingham hasta Westminster, donde se celebra a su vez una misa. Se abre durante tres días y de forma prácticamente ininterrumpida --23 horas al día-- una capilla ardiente en el Palacio de Westminster, para lo que los ciudadanos puedan dar su último adiós a Isabel II.
Tras el funeral, el cuerpo es enterrado en una tumba de la cripta real de la capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor. Allí reposan los restos de su difunto marido, el príncipe Felipe, que falleció en abril de 2021.