KINSHASA, 10 Feb. (Reuters/EP) -
Los principales líderes de la oposición de República Democrática del Congo (RDC) han convocado una huelga general para el próximo martes con el objetivo de forzar al presidente, Joseph Kabila, a dejar el cargo cuando expire su mandato, a final de año.
"Hacemos un llamamiento a quedarse en casa, a no ir al trabajo y a no llevar a los niños al colegio", ha dicho Charles Mwando Simba en una rueda de prensa celebrada este miércoles en Kinshasa, acompañado por otros líderes opositores.
La convocatoria ha sido interpretada como un paso atrás de la disidencia congoleña, que en un principio había planeado marchas masivas a favor de la democracia, después de que la Iglesia Católica les retirara su apoyo al considerar que había intereses políticos.
Los críticos acusan a Kabila, que llegó al poder tras el asesinato de su padre en 2001, de intentar saltarse la prohibición constitucional sobre el límite de mandatos presidenciales para perpetuarse en la Jefatura del Estado.
La estrategia de Kabila --aseguran sus detractores-- sería retrasar las elecciones presidenciales previstas para el próximo mes de noviembre. El mandatario ha apelado al diálogo para resolver las supuestas dificultades para celebrar estos comicios.
La comisión electoral ha tomado partido este miércoles y ha fijado la fecha para la designación de los gobernadores provinciales para el 26 de marzo, en lo que podría ser el principio de una reprogramación total del calendario electoral.
Las elecciones locales, provinciales y nacionales, inicialmente previstas para 2015 y 2016, no pueden celebrarse hasta que los nuevos gobernadores tomen posesión de sus cargos, según dijo en septiembre el Tribunal Supremo.
En este contexto, Human Rights Watch ha instado a Estados Unidos a intervenir en la incipiente crisis política de RDC imponiendo sanciones individuales. El enviado especial para la región de los Grandes Lagos, Tom Perriello, ha admitido que se está valorando esta opción.
Los planes de varios líderes africanos para encadenar mandatos indefinidamente han provocado graves crisis en países como Burkina Faso y Burundi. En este último caso, la comunidad internacional teme includo que estalle un genocidio como el de Ruanda.