Policía afgana vigila durante una batalla
REUTERS
Actualizado: lunes, 18 julio 2016 18:47


KABUL, 18 Jul. (Reuters/EP) -

Una serie de intensos bombardeos así como que los talibán aún no parecen haberse adaptado a su nuevo líder, Haibatulá Ajundzada, ha permitido que las tropas afganas logren algunos avances después de que los combates se intensificaran a principios de verano.

Los talibán anunciaron a mediados de abril el comienzo de su ofensiva de primavera, la denominada operación 'Omari', bautizada así en homenaje al anterior líder del grupo integrista, el mulá Mohamed Omar. A pesar de que en los últimos días parece que los combates están bajando su intensidad, tras 15 años de conflicto la mayoría se mantienen escépticos sobre los verdaderos avances que esto podría suponer.

La ofensiva se inició intentando tomar la ciudad de Kunduz que ya intentaron sitiar el año pasado y donde hay una extensa plantación de opio, una fuente de ingresos importante que serviría para aumentar las arcas de los insurgentes y así poder contratar a más milicianos y comprar equipamiento.

Pero el ataque sobre Kunduz no resultó efectivo y los combates se han ido relajando en otras regiones clave como la provincia de Helmand, donde las fuerzas del Gobierno, apoyadas por bombarderos estadounidenses, aún controlan algunos distritos del centro tras los combates de invierno. Otro intento talibán de controlar la principal autopista que une Uruzgan y Kandahar, que se llevó a cabo en mayo, también fue neutralizado.

Haibatulá, el clérigo que ha sucedido a Ajtar Mansour después de que éste muriera tras un ataque con dron llevado a cabo por Estados Unidos en mayo, cuenta con numerosos apoyos y respeto entre los talibán, pero, según han asegurado las autoridades afganas, no cuenta con las habilidades administrativas de su predecesor, algo que afecta al grupo en general.

Además, el liderazgo más amplio del grupo también ha sufrido debido a la muerte de 45 de sus dirigentes --entre los que se incluyen los comandantes de Helmand, Ghazni, Kunduz y Handahar-- en los últimos seis meses. "El año pasado estábamos más activos en defensa, con los enemigos atacándonos, pero este año vamos a por ellos", ha asegurado un portavoz del Ministerio de Interior, Sediq Sediqqi.

A principios de junio, el presidente estadounidense, Barack Obama, aumentó los poderes de los comandantes estadounidenses, permitiéndoles llevar a cabo ataques contra los talibán de manera independiente. Desde entonces, los bombardeos suceden "prácticamente a diario", según ha reconocido uno de los comandantes de la OTAN, el general John Nicholson.

Desde entonces, según han informado las autoridades afganas, para evitar los efectos de los bombardeos, los talibán están organizados en pequeños grupos de 10 a 15 personas, lo que hace que no estén preparados para llevar a cabo un ataque numeroso.

LOS TALIBÁN A LA DEFENISVA

Un portavoz de la misión de la OTAN que opera en Afganistán, el general Charles Cleveland, ha asegurado que hay un "optimismo cauteloso" frente a los indicios de que el Ejército afgano ha mejorado sus posiciones y que los bombardeos estadounidenses han causado un efecto positivo. "Es algo que podría cambiar mañana, pero a estas alturas creemos que los afganos se encuentran en la ofensiva", ha declarado.

Un balance estimado a principios de año mostraba cómo los talibán controlaban alrededor del seis por ciento del territorio afgano, aunque su peligro se extendía a una tercera parte, y desde entonces no ha habido muestras de que los insurgentes hayan aumentado su posición, aunque siguen suponiendo una amenaza para muchas zonas provinciales. "Era evidente desde fuera que intentaban hacerse con una capital de provincia así como con algunos distritos y es algo que no han conseguido", ha apuntado Cleveland.

Varias voces del Ministerio de Interior afgano reconocen que la actividad de los talibán ha descendido pero han recordado que aún hay combates intensos en muchas regiones y que, por lo tanto, el cambio real en la situación es relativo.

Desde que el año nuevo persa comenzó el pasado 21 de marzo, los talibán han llevado a cabo 1.024 ataques, que contrastan con los 1.309 que se llevaron a cabo el año anterior hasta la misma fecha. Por otro lado, los ataques con bombas descendieron de 948 a 599.

Las autoridades también creen que los insurgentes están enfrentándose a problemas económicos que han limitado la efectividad de sus combatientes. En particular, el hecho de que Haibatulá sea miembro de la tribu noorzai y no de la tribu izhaqzai a la que pertenecía Mansour y que controlaba gran parte del comercio de opio, parece que ha afectado a los ingresos que los talibán obtienen gracias a la venta de drogas.

Por su parte, los talibán niegan los problemas de liderazgo. "Nuestra lucha es religiosa y obedecemos y respetamos a cualquiera que lidere", ha asegurado el comandante talibán Mulá Shaheen Sangarmal. "No todos los líderes son iguales, unos son mejores en cuestiones militares y otros son mejores en política", ha añadido. Además, ha asegurado que existen sistemas de impuestos que funcionan correctamente, pero ha apuntado que sus soldados "no combaten por dinero sino por Alá".

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