BRUSELAS, 1 Abr. (EUROPA PRESS) -
La OTAN celebra el próximo 4 de abril el 70 aniversario de la firma del Tratado de Washington, por el que se creó el organismo de defensa euroatlántico, con el reto principal de superar sus divisiones internas, que se han agudizado tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, y continuar su proceso de adaptación para hacer frente a las nuevas amenazas emergentes para la seguridad euroatlántica.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, ofrecerá el 3 de abril una recepción a sus homólogos aliados para conmemorar el 70 aniversario del organismo de defensa euroatlántico en el edificio neoclásico del Auditorio Mellon, donde los doce países fundadores firmaron el Tratado de Washington el 4 de abril de 1949, y al día siguiente los aliados discutirán los retos presentes y futuros de la OTAN.
"Gestionar las amenazas de seguridad externas y los desafíos internos son las dos áreas en las que tenemos que centrarnos en los próximos años", han resumido fuentes diplomáticas.
La OTAN lleva inmersa desde hace años en su mayor proceso de adaptación y refuerzo militar, en respuesta a la anexión ilegal de Rusia de Crimea en 2014, para garantizar la defensa colectiva y al mismo tiempo responder a las nuevas amenazas de seguridad, como la proliferación balística, el riesgo de ataques químicos, las amenazas híbridas y los retos de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial o la ciberseguridad.
La llegada de Trump a la Casa Blanca en un momento de cambio en la Alianza Atlántica preocupó en un primer momento enormemente a los aliados, después de que este hubiera cuestionado durante la campaña su compromiso con la OTAN y con la seguridad de los aliados que no invirtieran lo suficiente en defensa y, desde entonces, aunque ha subrayado su compromiso con la Alianza Atlántica, sigue dejando claro a los aliados que deben acelerar sus planes para aumentar el gasto en defensa.
"Invertir en defensa es una manera de invertir en nuestra unidad y en el refuerzo del vínculo traslatlántico", ha subrayado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en rueda de prensa en vísperas de su reunión en Washington con Trump, cuya participación en la recepción de la OTAN para conmemorar el 70 aniversario no se espera 'a priori'.
Stoltenberg, cuyo mandato acaba de ser extendido durante dos años más hasta 2022, ha anticipado que la cuestión de "compartir la carga será una cuestión importante" que abordará con el presidente Trump, que ha enviado un mensaje "muy consistente" a los aliados desde antes de que asumiera el cargo, al tiempo que ha puesto en valor la mayor presencia militar de Estados Unidos en Europa y el apoyo bipartidista a la OTAN en el Congreso estadounidense, ante el que el martes intervendrá por primera vez un representante de un organismo internacional.
"Mi mensaje es que estoy de acuerdo. La OTAN es una Alianza fuerte, pero para que la OTAN siga siendo una Alianza fuerte tenemos que ser una Alianza más justa", ha subrayado el noruego, que ha insistido en que todos los aliados deben cumplir los objetivos pactados de gasto en defensa pero ha puesto en valor que los aliados están "aumentando" el gasto y destinarán 100.000 millones de dólares más a defensa entre 2016 y 2020. "Esto es significativo", ha subrayado.
Sólo 16 países de la OTAN cumplirán la meta de destinar el 2% del Producto Interior Bruto a defensa en 2024, entre los que no figuran ni España, ni Alemania ni Italia, mientras que Francia sólo lo cumplirá en 2025, aunque la OTAN estima que los aliados europeos y Canadá destinarán 350.000 millones de dólares de gasto adicional para defensa entre 2016 y 2024.
Al margen del gasto en defensa, Stoltenberg ha reconocido que hay "muchos" asuntos en los que "hay desacuerdo" entre los aliados, como las cuestiones comerciales, el acuerdo nuclear iraní, la energía y el acuerdo contra el cambio climático. "La fortaleza de la OTAN es que, a pesar de las diferencias, siempre hemos podido unirnos en torno a la tarea central de protegernos y defendernos entre sí", ha remachado, tras recordar las diferencias que en el pasado enfrentaron a los aliados, como la crisis del canal de Suez en 1956, la decisión de Francia de salirse de la estructura militar de la OTAN en 1966 o más recientemente la guerra de Irak en 2003.
"Esto será una oportunidad para celebrar 70 décadas de paz y prosperidad para nuestras naciones y será una oportunidad para mirar al futuro juntos", ha resumido Stoltenberg sobre la cita de esta semana en Washington.
"Tenemos tres retos: Rusia, desafíos como el terrorismo y los estados débiles o fallidos en el arco sur y nuevos desafíos, no solo ciber, también los nuevos sistemas de armas hipersónicos, (o) el uso de agentes nerviosos, que cambiarán completamente el entorno estratégico de la OTAN en los próximos años", han explicado fuentes diplomáticas.
Tras la ceremonia del miércoles, los aliados abordarán, además del reparto de la carga y el gasto en defensa, las relaciones con Rusia y "los próximos pasos de la OTAN" para anticiparse a un mundo sin el Tratado de Fuerzas Convencionales Nucleares (INF), si Moscú no da marcha atrás y destruye sus polémicos misiles SSC-8, como le han exigido los aliados de aquí al 2 de agosto, que es el plazo límite que ha dado Washington para darlo por roto definitivamente.
Stoltenberg ha vuelto a asegurar que los aliados no tienen planes para desplegar nuevos sistemas de misiles nucleares terrestres en Europa y cualquier medida que tomen para mantener una defensa y disuasión efectiva será "coordinada y comedida".
Los aliados también aprobarán un paquete de medidas para reforzar su presencia en el mar Negro tras el enfrentamiento en el mar de Azov a finales de noviembre entre Rusia y Ucrania.
También abordarán la lucha contra el terrorismo y las operaciones de entrenamiento de la OTAN en Afganistán e Irak. Stoltenberg ya ha dejado claro que los aliados tomarán cualquier decisión sobre la reducción de las fuerzas militares en Afganistán "juntos", algo que dependerá del avance en las conversaciones de paz entre Estados Unidos y los talibán, al tiempo que ha puesto en valor el entrenamiento de las fuerzas iraquíes por parte de la OTAN para "ayudar a garantizar que el Estado Islámico no pueda volver nunca".
Los aliados podrían abordar también el auge de China y las posibles implicaciones de seguridad que tendría la participación de empresas chinas como Huawei en la infraestructura de las redes móviles 5G en Europa, algo que preocupa especialmente a Estados Unidos, que ha llegado a amenazar a Alemania con reducir su cooperación en Inteligencia.
La embajadora estadounidense ante la OTAN, Kay Bailey Hutchison, ha subrayado la preocupación de Washington por la obligación de Huawei de "compartir información" con los servicios de Inteligencia chinos y ha insistido en la necesidad garantizar la seguridad de las comunicaciones gubernamentales y militares.