MADRID, 29 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un total de ocho acusados, entre ellos varios policías y periodistas, serán juzgados por su presunta relación con el asesinato en 2007 del periodista turco-amernio Hrant Dink.
Fuentes judiciales citadas por la agencia estatal turca de noticias, Anatolia, han afirmado que todos ellos han sido imputados por pertenencia a una organización terrorista e "intentar derribar el orden constitucional".
Ogun Samast, que tenía 17 años en el momento del asesinato del periodista, fue condenado en 2011 a 23 años de cárcel como autor material, si bien desde entonces ha acusado a dos exjefes de Policía de estar detrás de lo ocurrido.
El caso ha sido investigado en varias ocasiones en medio de las sospechas de que la Policía conspiró para permitir que Dink fuera asesinado. En diciembre de 2016 se pidió a la Fiscalía que presentara cargos contra 26 antiguos agentes por supuestamente establecer una organización armada.
Además, el Tribunal Constitucional de Turquía falló en 2014 que el asesinato de Dink no fue investigado de forma eficiente y que, por tanto, los derechos de su familia fueron violados, apenas unos días después de que un tribunal de Estambul abriera el camino para investigar a varios funcionarios por su presunto papel en el asesinato, ya sea por acción o por negligencia, en respuesta a una decisión del Tribunal Europeo sobre Derechos Humanos.
La familia de Dink y parte de la sociedad turca considera que el periodista fue objetivo de un ataque ultranacionalista a causa de los artículos que redactó sobre la identidad armenia y sus referencias al genocidio armenio, que Turquía se niega a reconocer como tal.
Turquía no niega que las masacres de civiles armenios ocurrieran, pero no admite que se tratase de un genocidio, y arguye que las muertes no fueron resultado de un plan de exterminio masivo dispuesto por el Estado otomano, sino que se debieron a las luchas interétnicas, las enfermedades y el hambre durante el confuso periodo de la Primera Guerra Mundial.
Sin embargo, es generalmente reconocido como el primer genocidio sistemático de la Edad Moderna y es el segundo caso más estudiado, por detrás del Holocausto judío. Por ello, es un asunto muy delicado a nivel político y geoestratégico.