El estigma que acompaña a aquellos que consiguen escapar dificulta su reintegración en las comunidades
UNICEF defiende que los niños no son "peligrosos" sino que son las "víctimas" de Boko Haram
MADRID, 14 Abr. (EUROPA PRESS) -
La madrugada del 14 de abril de 2014 un grupo de milicianos del grupo islamista Boko Haram irrumpió en la escuela secundaria de Chibok, en el noreste de Nigeria, llevándose consigo a 276 niñas. Algunas de ellas consiguieron escapar entonces, pero la inmensa mayoría continúan en paradero desconocido. Sin embargo, no son las únicas, según recuerda el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), son miles los niños y niñas que han corrido su misma suerte.
Lo que les pasó a estas niñas es algo "espantoso" pero "es importante recordar que esto no solo ocurrió en 2014 a 276 niñas en Chibok sino que ha ocurrido a miles de niños y niñas y para muchos de ellos esta pesadilla aún continúa", ha subrayado en declaraciones a Europa Press Patrick Rose, especialista de comunicación en emergencias para África Central y Occidental de UNICEF.
Desde que Boko Haram lanzó su insurgencia en el norte de Nigeria con vistas a imponer la ley islámica, "miles de niños y niñas han sido secuestrados y se han visto afectados por esta crisis". Estos niños se han visto "arrastrados fuera de sus casas", apartados de sus familias y vivido una "experiencia terrible y dura", ha subrayado el responsable de UNICEF.
"Algunos han sido liberados, otros han sido capturados por el Ejército y algunos han conseguido escapar y la cuestión ahora es cómo les damos el apoyo que necesitan", ha reconocido Rose, incidiendo en que es "difícil" poder ofrecer una cifra aproximada del número de los menores que han sido secuestrados por Boko Haram.
En el caso de las niñas, normalmente los milicianos de Boko Haram las suelen tomar como esposas pese a su temprana edad o como esclavas sexuales, sometiéndolas a violaciones repetidas de las que muchas de ellas han tenido hijos durante su cautiverio, como ocurrió con algunas de las niñas de Chibok que han sido liberadas en el último año.
A los niños, el grupo terrorista los suele emplear para tareas logísticas como el transporte de combustible o armamento pero, de acuerdo con el informe presentado esta semana por UNICEF, 'Vergüenza silenciosa', la agencia de la ONU ha recibido información de que algunos de los niños secuestrados han sido forzados a secuestrar a su vez a otros menores o para controlar a estos para que no se escapen.
USO EN ATENTADOS
A esto se suma el uso creciente de estos niños para cometer atentados suicidas por parte de Boko Haram. De acuerdo con el citado informe de UNICEF, desde 2014 un total de 117 menores han sido usados para cometer atentados en Nigeria, Camerún, Chad y Níger, 27 de ellos solo en los tres primeros meses de este año, lo que supone un claro aumento frente a los 30 que hubo en todo 2016.
Todo ello, según Rose, genera "terror hacia la violencia de Boko Haram" entre las comunidades y el rechazo de los niños que han conseguido escapar de las garras de los milicianos.
"Una de las cosas más tristes es que debido al estigma y a la vergüenza de ser asociados con Boko Haram muchos chicos y chicas no hablan de ello porque temen que la gente piense que siguen formando parte del grupo o que todavía son leales a ellos", ha explicado Rose.
Sin embargo, los chicos que han conseguido escapar o han sido liberados han vivido una experiencia traumática, ya que muchos apenas tenían 13 o 14 años cuando les raptaron y han pasado "tres o cuatro años secuestrados".
APOYO ADECUADO
Normalmente, el Ejército nigeriano lleva a cabo un proceso para "comprobar que los menores liberados y rescatados no son un peligro para la comunidad" y una vez completado, en función del resultado, los pone en libertad. "Nosotros estamos animando al Ejército a que libere a estos niños cuanto antes y los entregue a las autoridades civiles para que reciban el apoyo adecuado", ha aclarado el responsable de UNICEF.
Lo primero que reciben estos niños es atención médica ya que muchos llevan años sin ver a un médico y en el caso de las niñas que han sido violadas, han dado a luz sin ningún tipo de atención, además de proceder a vacunar a los bebés.
A continuación, y teniendo en cuenta que "cada persona es distinta", "comienza un proceso más largo y duro: ayudarles a afrontar lo que les ha ocurrido". Para ello, UNICEF ofrece apoyo psicosocial y también cuenta con centros de reinserción, además de grupos de discusión y proyectos de formación con el fin de que los niños "tengan una sensación de que hay un futuro", ya que no saben "qué será de ellos".
En este sentido, también es "clave" el acceso a la educación, más en un conflicto como el de Boko Haram, cuya nombre traducido del hausa local significa "la educación occidental está prohibida". Según Rose, "responder a la violencia y la locura de esta crisis construyendo más escuelas y creando más oportunidades de que los niños aprendan es un gran acto de paz y de mirar hacia el futuro".
VALENTÍA Y CAPACIDAD DE AGUANTE
Rose se ha mostrado sorprendido con "la valentía y la capacidad de aguante" que muestran las niñas que han sido madres como resultado de violaciones por parte de los milicianos. "Todas las niñas con las que he hablado expresan afecto por sus hijos y están muy unidas a su bebés", ha contado.
Una de ellas, que a sus 16 años tiene una hija de dos, le aseguró que no se sentía enfadada por lo que había vivido. "Acepto todo lo que me ha pasado, les perdono y doy gracias por haber sobrevivido y tener a mi hija", fueron sus palabras, según Rose, que sin embargo, reconoce que esto no quiere decir que todas respondan igual.
Para superar su trauma, y también debido al estigma que las acompaña, es frecuente que en los campos de desplazados las niñas que han escapado de Boko Haram "creen sus propias minicomunidades en las que se cuidan y ayudan entre sí".
Pero, además de la ayuda a nivel individual o el apoyo que los menores se puedan dar los unos a los otros, es fundamental que haya una aceptación de estos niños por parte de las comunidades, "que los líderes locales y religiosos acepten de vuelva a estos niños y se cree un diálogo de aceptación y perdón".
UNICEF/Gilbertson VII Photo
LOS NIÑOS SON VÍCTIMAS
"Estos niños no son peligrosos, son niños, y son las víctimas de lo que les ha pasado", ha defendido el responsable de UNICEF, explicando que la agencia de la ONU trabaja en ello desde hace años. En su opinión, son importantes gestos como el del gobernador de Borno, que dio la bienvenida a su casa a algunas niñas asociadas con Boko Haram.
"Cuanto más veamos a los líderes del Gobierno nigeriano y comunitarios, así como los líderes de los demás países afectados, hacer este tipo de gestos, el proceso de reintegración será cada vez más fácil" ya que al hacerlo estarán enviando "el mensaje de que estos son nuestros niños, son víctimas de lo que pasa y de ninguna manera los perpetradores", ha afirmado.
Rose ha dejado claro que estos miles de menores necesitarán ayuda "para volver a ser niños normales" cuando consigan escapar de Boko Haram, lo cual requiere de fondos. Lamentablemente, ha dicho, en 2016 solo se recibieron el 40 por ciento de los fondos solicitados para la emergencia en el noreste de Nigeria, donde actualmente existe además un riesgo de hambruna y hay 1,3 millones de niños desplazados.
"Necesitamos que la gente entienda que son familias y niños como nuestros hijos, que necesitan nuestras nuestro apoyo y ayuda para permitirles que sean niños felices y en paz", ha defendido. "Sin nuestro apoyo corremos el riesgo de que se creen problemas continuados en la región y, si no los ayudamos ahora, la comunidad internacional tendrá que afrontar las consecuencias", ha remachado.