MADRID 12 Feb. (EUROPA PRESS) -
Oxfam Intermón ha reclamado que la protección de la población sea la prioridad de la comunidad internacional y del presidente que elegirán en las urnas los ciudadanos de República Centroafricana este domingo.
"Su primera tarea debe de ser poner fin a la violencia que continua devastando el país y garantizar una mayor protección a una población exhausta tras años de conflicto. Esto sólo será posible con el firme apoyo de la comunidad internacional", ha asegurado Oxfam, en un comunicado.
La ONG ha advertido de que la situación en todo el país "es desesperada". "Al menos 6.000 personas han perdido la vida desde que comenzó el conflicto en marzo del 2013. La facilidad de acceder a las armas y la multiplicación y fragmentación de los grupos armados hace que los ataques contra los civiles formen parte de su día a día", ha señalado.
"La proliferación de armas es una pesadilla para la población" ha explicado Ferran Puig, director de Oxfam Intermón en República Centroafricana, "con el agravante de que, debido a la violencia rampante, las organizaciones humanitarias enfrentan a diario enormes problemas para acceder a los que necesitan apoyo".
Amina, habitante del barrio musulmán PK5 de Bangui, ha relatado que muchas mujeres han sufrido torturas o ataques al salir cada día al mercado o a los huertos cercanos a su casa. "El barrio sufre amenazas en presencia de las tropas extranjeras", ha señalado. "Verdaderamente no entiendo nada. Vemos pasar los carros blindados, pero cuando disparan sobre nosotros nadie nos protege", ha afirmado.
Entre enero y octubre de 2015 se registraron 60.000 casos de violencia contra mujeres y niñas, lo que supone unos 200 casos diarios. El número de personas que no tienen suficiente comida se ha duplicado desde 2015, según Oxfam Intermón, lo que supone que más de la mitad de la población pasa hambre en estos momentos. "Uno de cada cinco centroafricanos está fuera de su hogar", ha advertido.
Ferran Puig ha explicado que la violencia en este país es un fenómeno generalizado. "La presencia de la MINUSCA (la fuerza multinacional de la ONU) en las ciudades ha expulsado de muchas de ellas a los grupos armados, que ahora concentran sus actividades en zonas rurales y ejes, atemorizando a la gente en los pueblos o en las minas. Pero en las ciudades la violencia continúa, ahora de la mano de delincuentes comunes y grupos de autodefensa debido a la elevadísima proliferación de armas. La seguridad y la protección deben de figurar en entre las prioridades del próximo presidente", ha asegurado.
En las últimas semanas, además, el grupo armado ugandés Ejército de Resistencia del Señor (LRA), encabezado por Joseph Kony, ha incrementado sus ataques en el este del país. "El LRA ha secuestrado a decenas de personas, incluido menores, y ha forzado a más de 2.200 personas a huir de sus hogares", ha señalado la ONG.
El jefe de uno de los pueblos atacados ha explicado a Oxfam Intermón lo ocurrido: "Se llevaron a siete menores y todo lo que tenía la población: sus bienes, sus vestidos, su comida, las puertas de las casas. Saquearon todo. Incluso hacían desvestirse a los bebés para llevarse sus ropas".
"Los cascos azules deben reaccionar con rapidez ante las múltiples y cambiantes amenazas en el país. Tienen que mejorar la coordinación con el grupo especial de la Unión Africana que combate al LRA en el este del país, incluyendo iniciativas para fortalecer la protección de civiles, prestando especial atención a la comunicación con las distintas comunidades", ha añadido Puig.
En la actualidad, sólo 2.100 combatientes están insertados en el programa de Desarme, Desmovilización, Reintegración y Repatriación (DDRR), cuando se calcula que ha llegado a haber decenas de miles de integrantes de los grupos armados.
"Es necesario recolectar las armas en manos de combatientes y de no combatientes y todo el proceso tiene que acelerarse. El nuevo gobierno de República Centroafricana debe de trabajar en ello junto a los gobiernos de la región y la comunidad internacional debe de aportar apoyo financiero inmediato. El anuncio sobre el proceso de DDRR creó muchas expectativas. Varios grupos se desmovilizaron pero retuvieron las armas y están a la espera de que el proceso comience. El retraso está llevando a muchos individuos a atacar a la población y a las ONG", ha concluido Puig.