DUBÁI, 8 Jun. (Reuters/EP) -
Los países árabes del Golfo han aumentado este jueves la presión sobre Qatar, con quien rompieron relaciones el pasado lunes, para conseguir que modifique su política exterior, con la que, según la versión de Arabia Saudí y sus aliados, está apoyando a grupos terroristas y favoreciendo los intereses iraníes.
"La gran escalada del confuso país hermano, la protección política que ha pedido a dos países no árabes y la protección militar que ha pedido a uno de ellos podrían suponer un nuevo y trágico capítulo", ha escrito el ministro de Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, Anwar Gargash, en Twitter, en alusión a Turquía e Irán.
Por su parte, Bahréin y Egipto se han mantenido firmes en sus acusaciones contra Qatar. El rey bahreiní Hamad y el presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, que se han reunido este jueves en El Cairo, han esgrimido que la ruptura de relaciones obedece al camino adoptado por Doha, que "daña a los países árabes".
"Qatar ha insistido en interferir en los asuntos domésticos de Bahréin, Egipto y otros países árabes de una forma que amenaza su propia seguridad y la unidad y seguridad de la nación árabe", han añadido a través de un comunicado difundido por la prensa oficial.
Entretanto, el ministro de Exteriores de Arabia Saudí, Adel al Jubeir, ha viajado este jueves a Mascate para reunirse con su homólogo omaní, Yusuf bin Alawi, con la intención de persuadirle de que se sume a la ofensiva regional contra Qatar, de la que se ha mantenido al margen.
Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Bahréin, Egipto y Yemen anunciaron el lunes la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Qatar y su expulsión de la coalición regional que lucha contra los rebeldes huthis en Yemen como represalia por su apoyo a Hermanos Musulmanes y a la agenda iraní.
"Las medidas están injustificadas y se basan en denuncias y acusaciones que, en realidad, no tienen fundamento", ha sostenido el Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar. Su titular, Mohamed bin Abdulrahman al Thani, se ha mostrado dispuesto a "sentarse a hablar" con los demás países del Golfo para zanjar el conflicto.
Esta escalada de tensión amenaza con desestabilizar una región estratégica que ha permanecido en calma en los últimos años. Por ello, Kuwait, Turquía, Francia e incluso el secretario general de la ONU, António Guterres, han ofrecido sus buenos oficios para buscar una solución pacífica.