GINEBRA, 6 Nov. (Reuters/EP) -
Varios países occidentales, incluidos Estados Unidos, Reino Unido y Francia, han urgido este martes a China a cerrar los centros de detención en los que, según expertos de Naciones Unidas y activistas, retiene al menos a un millón de uigures y otros musulmanes.
China se ha sometido este martes al examen al que todos los estados miembro de la ONU se someten cada cinco años ante el Consejo de Derechos Humanos para analizar la situación de los mismos en el país en cuestión y recibir las recomendaciones del órgano.
El gigante asiático ha acudido este año a la revisión con el peso de un informe emitido el pasado verano por expertos de la ONU según el cual las autoridades chinas han erigido centros de detención secretos por los que ya han pasado al menos un millón de uigures.
En las últimas semanas, el Gobierno de Pekín ha reconocido abiertamente la existencia de "centros de entrenamiento" para "educar y transformar" a quienes se hayan visto influenciados por ideas extremistas, si bien ha subrayado su carácter voluntario.
"No aceptaremos acusaciones políticamente motivadas de unos pocos países que están llenos de parcialidad", ha dicho el viceministro de Exteriores de China, Le Yucheng, ante el Consejo de Derechos Humanos.
Le ha afirmado que tales acusaciones están "muy lejos de la realidad". Según ha sostenido, China protege los derechos y las libertades de sus 55 minorías étnicas, incluidos los uigures.
Los uigures son una minoría étnica de fe musulmana que es mayoría en la región occidental de Xinjiang. Denuncian una persecución política por parte de las autoridades chinas. Los peores choques se produjeron en 2011 entre los uigures y los han, el grupo dominante en el resto del país, y se saldaron con cientos de muertos.
Desde entonces, se han producido incidentes aislados que Pekín ha atribuido a la influencia del radicalismo islámico en los uigures. En consecuencia, ha reforzado las medidas de seguridad en Xinjiang y el control sobre el culto religioso.
Le ha insistido en esta idea asegurando que Xinjiang se enfrenta a una amenaza de milicianos islamistas. "La estabilidad es lo más importantes. La prevención debe ser lo primero. Crear centros de entrenamiento es una medida preventiva para combatir el terrorismo", ha defendido.
Un delegado chino de Xinjiang ha asegurado que las autoridades se han limitado a "proporcionar un entrenamiento vocacional que incluye un diploma tras los exámenes" para aquellos que hayan sido "coaccionados" o se hayan visto "tentados" por grupos extremistas.
"LIMPIEZA ÉTNICA"
Sin embargo, los países occidentales presentes en la revisión a China han criticado uno tras otro lo que consideran un deterioro de la situación de los Derechos Humanos en la nación asiática, especialmente en lo referente a los uigures.
"Estamos alarmados por las preocupantes medidas adoptadas por el Gobierno de China sobre los uigures y otros musulmanes en Xinjinag", ha declarado el encargado de negocios de Estados Unidos, Mark Cassayre.
En concreto, ha instado a China a "abolir todas las formas de detención arbitraria, incluidos los centros de internamiento en Xinjiang, y a liberar inmediatamente a los cientos de miles, posiblemente millones, de individuos detenidos en esos campos".
En la misma línea, el embajador francés, Francois Rivasseau, ha exhortado a las autoridades chinas a "cesar las detenciones masivas" y "garantizar al libertad de culto, tanto en el Tíbet como en Xinjiang".
Unos mil manifestantes, entre tibetanos y uigures, se han manifestado este martes frente a la sede de la ONU en Ginebra, donde se encuentra el Consejo de Derechos Humanos, con motivo del examen periódico a China. "Parad la limpieza étnica de uigures" y "Tíbet está muriendo, China está muriendo", rezaban algunas pancartas.
Según el presidente del Congreso Mundial Uigur, Dolkun Isa, hay entre un millón y tres millones de uigures en "campos de concentración". "Por eso estamos aquí protestando (...) Para pedir a Naciones Unidas que tome medidas concretas para responsabilizar al Gobierno chino", ha indicado.